domingo, 3 de noviembre de 2024

Neuquén se fortalece con una actividad que Chubut intentó desarrollar desde los años 70 con el ingeniero Jorge Ivanisevich, quien impulsaba la acuicultura en nuestras costas pero la falta de políticas serias y a largo plazo que acompañen la iniciativa hicieron que no pudiera prosperar. Durante todos estos años pasaron distintos gobiernos, gastaron millones y millones de pesos pero nadie pudo generar un proyecto serio y sustentable. 

 

La piscicultura de truchas en la provincia del Neuquén tiene muchos años de historia. No solo por el Centro de Piscicultura de Plottier de valor histórico, cultural y educacional con las siembras de alevines sino por la producción en el embalse de Alicura que compartimos con Río Negro.

Además, las actividades realizadas por el Centro de Ecología Aplicada (CEAN) con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) desde mediados de los ‘70 permitieron contar con profesionales formados, infraestructura y capacidades que constituyen una fortaleza enorme (que otras provincias no tienen) para un adecuado desarrollo de la actividad acuícola con el cuidado de la sustentabilidad ambiental que se requiere.

Estas capacidades y las experiencias productivas de los emprendedores se suman a nuevos conocimientos aplicados a la actividad desde otros organismos, vinculados al cuidado del medio ambiente y los recursos hídricos, la AIC y el SENASA que controla y fiscaliza para que Alicura y -pronto- el embalse de Piedra del Águila continúen con el estatus sanitario óptimo a nivel mundial, constituyen un factor de competitividad en mercados externos.

La producción de truchas se sostuvo por años en promedios de 1.500 toneladas anuales, con colocaciones de las truchas tamaño plato (pan-size) de unos 300 grs en el mercado local y regional de cordillera, ventas a Capital Federal y otras ciudades importantes del país e inclusive con exportaciones esporádicas.

Si bien en 1993 la acuicultura ya tenía una ley provincial que la regulaba, en 2008 el Centro PyME-ADENEU comenzó a delinear un plan para desarrollar la actividad en forma competitiva y lo incluyó en el Plan Productivo Provincial 2009 (Ley 2669). Este hito estableció las bases para impulsar a quienes ya producían e incentivar a nuevos inversores. Fue clave definir a la “sanidad y la protección ambiental” como las bases esenciales del desarrollo sostenible.

Neuquén muestra la mayor participación de producción acuícola a nivel nacional con el 41.42%, siendo responsable del 89% de la producción total de trucha arco iris del país (Panné Huidobro, 2019).

Actualmente, la producción comercial de trucha arco iris por cultivo abarca un total de 9 concesiones; 7 concesiones en producción en el embalse Alicurá, con un volumen total otorgado de 3.050 toneladas anuales y dos concesiones en el embalse de Piedra del Águila, con un volumen concesionado de 1.550 toneladas anuales. Estos emprendimientos se controlan y concesionan mediante la subsecretaría de Producción.

Creo que Neuquén tiene como fortalezas principales la planificación, la seguridad jurídica que garantiza sus normativas y el acompañamiento a los inversores, principalmente a aquellos que apuntan a la ampliación y diversificación de la matriz productiva. En el caso de la actividad acuícola fue determinante la decisión de aplicar recursos públicos al diseño y construcción de una planta de procesamiento de pescado que hoy funciona en Piedra del Águila y agrega valor a la producción primaria.

Pese a la pandemia y un contexto macroeconómico poco atractivo, la actividad acuícola crece en Neuquén, con un Estado Nacional, Provincial y Municipal que se organizan con los privados para que sea cada vez más competitiva y, sobre todo, ambientalmente sustentable, acompañando, asistiendo, fiscalizando, controlando y también promoviendo e incentivando.

Las nuevas inversiones privadas, con nuevos modelos de negocios que apuntan a producción para exportación de truchas “asalmonadas” (de 2,5 o 2,7 kg) y un estatus sanitario óptimo, están generando nuevo empleo directo en Piedra del Águila y Santo Tomás e indirecto en nuevos emprendimientos de servicios en la zona (transporte de personal, lavandería industrial, viandas e insumos, entre otros).

 

 

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