Oscar Antonena se convirtió en una figura clave dentro del gobierno de Mariano Arcioni. Pícaro, de pocos escrúpulos y hábil para moverse en las sombras del poder, logró posicionarse en la estructura de poder y hasta se vende como posible candidato en las elecciones del año que viene: “Si el gobernador me lo pide no descarto ser candidato en 2023”, afirmó días pasados,
Antonena no tiene ideología partidaria y acomoda sus ideales en función de coincidir siempre con el poder de turno. Comenzó su aventura en la función pública durante la gestión de Martín Buzzi, cuando fue designado como subsecretario de Coordinación Financiera en el ministerio Economía, que por ese entonces, dirigía la inefable Gabriela Dufour.
Tiempo después, saltó al Banco del Chubut, donde Buzzi intentó que ocupara la presidencia pero como el pliego nunca fue aprobado por la Legislatura quedó como vicepresidente a cargo de la presidencia.
Pasada la gobernación de Buzzi, se refugió en Camarones, donde primero fue asesor de la intendente Claudia Loyola y luego ascendió a Secretario de Gobierno de esa municipalidad. Para comienzos de 2018, la municipalidad le quedó chica y empezó a coquetear con el Pro de la mano de Ignacio “Nacho” Torres, quien solía llevarlo a las reuniones de la Fundación Pensar, en Trelew.
Tiempo después, al no conseguir un acuerdo con Torres y obnubilado por el triunfo electoral que había obtenido Gustavo Menna, se arrimó a dirigentes de la UCR para que lo pusieran en la lista de candidatos a diputados en las elecciones generales de 2019.
Ante la negativa radical, Antonena apuntó sus fichas hacia el gobierno provincial y luego de un par de reuniones, convenció a Arcioni de que era el hombre indicado para acomodar el complejo escenario financiero que atravesaba la provincia.
El 6 de agosto de 2019 juró como subsecretario de Coordinación Financiera del Ministerio de Economía, mismo cargo que tuvo cuando dio sus primeros pasos en la política. Tres días después, renunció el entonces ministro de Economía, Luis Tarrio, en medio de una crisis por la falta de pago de los salarios del sector público y el paro total de actividades en la administración provincial y Antonena se quedó al frente de la cartera hasta el día de hoy.
A falta de un año y 3 meses para terminar la gestión, Antonena ya tiene claro sus próximos objetivos: el más anhelado es el de conseguir el cargo de Administrador General del Superior Tribunal de Chubut, puesto donde se quedaría tranquilo hasta jubilarse pero que aún no reúne el visto bueno total de los jueces del máximo organismo, o segunda alternativa buscar cobacha en la Legislatura como Diputado provincial. Nada mal para un oportunista político de ideología cambiante.