sábado, 18 de enero de 2025

Tiene delante la gran masa de agua. Ahí está Francisco en la costa frente al mar pero no tiene agua para beber. El es un explorador y la busca. A 10 kilómetros, según sus cálculos, encuentra el manantial con que Dios provee agua para su sed, por eso lo bautiza Providencia.

Planifica trasladarla hasta la costa y almacenarla, necesita caños y tanques de cemento. En octubre de 1900, eleva una notal al Ministerio de Obras Públicas de la Nación donde “propone hacer las obras necesarias para proveer de agua a Rada Tilly… a fin de que todos los navegantes y pobladores que lleguen a dicho destino puedan obtener gratis el agua suficiente a sus necesidades”.

El pedido lleva la firma “de los que han estado en Rada Tilly”: Ingeniero Juan Waag, Carlos Caselli, Demetrio Piñero, Arno Barthoy, Carlos Amba, Julio y Francisco Fernández. El pedido pasa de oficina en oficina, “no siendo resorte de esta Dirección analizar presupuestos de esta índole se excusa de expresarse al respecto”, y se aclara que “el señor Pietrobelli es el mismo que ha propuesto en 1898 y llevado a cabo, según referencias que se tienen al respecto, la construcción de un camino que une…”.

Pero el antecedente no alcanza. El 13 de octubre de 1901, se informa que “careciendo éste Ministerio de los fondos necesarios para proveer de agua a Rada Tilly. Archívese”… y los pobladores tienen que esperar.

Agua, por favor

La pequeña comunidad recibe con alegría “la noticia de que el Gobierno pondrá cañerías para el abasto de agua en el pueblo”, dice la prensa el 18 de enero de 1902, pero no pasa nada. A fin de mes, Pietrobelli insiste con su pedido al Gobierno “que conceda unos 100 metros de caños para conducir agua al pié de las quebradas y facilite carros para el transporte de agua limpia”.

Los pobladores esperan por lo menos lluvia, pero nada …. “han pasado varios meses sin que llueva, lo que causa malestar general”, recién el 11 y 12 de marzo “los ganaderos están de para bienes con los dos días de copiosa lluvia que ha habido después de 7 meses de sequía”, informa la prensa.

1902 sigue su curso. La necesidad de agua se convierte en clamor; “aquí se ha hecho notar en estos días de gran movimiento la carencia de agua y se espera con anhelo que el Gobierno se resuelva a mandar a hacer la instalación de cañerías para traerla, pues sería cosa fácil obtenerla del manantial que se encuentra a legua y media y las obras serían de escaso costo”.

Por fin, el Ministerio de Obras Públicas decide “algunos trabajos hidrológicos en los territorios nacionales, con el objeto de dotarlos de agua potable y en virtud de la situación penosa de los pobladores de Camarones y Comodoro Rivadavia, que tienen que surtirse de agua a 3 leguas de distancia y pagarla a razón de 3 centavos por litro, se hace necesaria la pronta ejecución de los trabajos pertinentes para dotar de agua también aquellos parajes”.

Texto extraído del libro “Crónicas del Centenario”

 

 

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