viernes, 4 de octubre de 2024
Padre Juan Corti

En 1963 hay un nuevo Presidente de la Nación y tiene otros planes para la actividad petrolera. Las empresas yanquis deben irse. “Tiraron las chatas al mar porque el contrato lo especificaba, no se podían vender, decían que era para preservar la industria nacional, los demás materiales los tiraron al mar o hicieron fosas inmensas y los enterraron”.

El cura Corti, que tiene buenas relaciones con la empresa italiana Saipem, consigue la donación de 86 trailers: “Tiran todo al mar, en cualquier parte de la costa, gastar dinero para llevarlo no les convenía y esa para mí es una ley estúpida de la aduana, porque hubieran vendido a todo eso o regalar, yo tardé tres años para nacionalizar los traileres… yo utilicé 15 para hacer el colegio, los demás se los di a los otros colegios salesianos de la Patagonia”.

Los yanquis se fueron y con ellos un proyecto petrolero. “Se lamentaban los que ganaron mucha plata, pero la otra gente que veía que eran dominadores, que despreciaban a la Argentina, esos estaban contentos que se habían ido, es decir, para mí Frondizi hizo una gran obra, la de levantar esto mediante el petróleo, pero cometieron el error de no elegir las compañías”.

Para el 2000, los yanquis son un recuerdo en la ciudad.

Extraído del libro “Crónicas del Centenario”, editado por Diario Crónica en 2001

 

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