En medio del clima de malestar generalizado, con el desencanto a flor de piel en la mayoría de los habitantes, se anuncia la gira del presidente de la Nación, Agustín Lanusse, a la Patagonia, con uno de los puntos de su visita en Comodoro Rivadavia. No será bienvenido en esta ciudad.
La creación de la Universidad Nacional antes de fin de año, la construcción de viviendas, la instalación de una planta de petroquímica y derivados y otras medidas de las que hablaría Lanusse no logran convencer a los habitantes. Los anuncios que trae son “irrisorios”, según los representantes de las fuerzas vivas de la ciudad.
El viernes 19 de mayo de 1972, el presidente llega a la ciudad, pero sólo encuentra saludos protocolares de obligación y las calles vacías. Cuando pide explicaciones sobre el cierre de los comercios y la inactividad que le esperaron como poco amable bienvenida, escucha como respuesta que es un llamado de atención para “demostrar su disconformidad con los frustrantes anuncios que él haría en Comodoro Rivadavia”.
Días antes, el ministro de Bienestar Social de la Nación, Francisco Manrique, había sido mejor recibido. El 6 de mayo, deja inaugurado el Hogar de Ancianos de El Trébol. Se suman a ella, el Gimnasio Municipal y el Mercado Concentrador.
La visita de Manrique también será recordada por la cantidad de personas y entidades que tienen una audiencia con el funcionario en el edificio municipal. Es la madrugada del 7 de mayo y continúa atendiendo los reclamos y planteos de quienes habían fijado cita.
Entre quienes llegan a la ciudad, pero esta vez para quedarse, está el coronel Leopoldo Fortunato Galtieri, quien asume, el 6 de diciembre, como comandante de la IXº Brigada de Infantería. Falta una década para ser designado jefe del Comando Mayor del Proceso de Reorganización Nacional -y, con ello, ejerza el cargo de presidente de la Nación-, pero su conocimiento de esta zona será clave para que se destine a Comodoro Rivadavia como centro de operaciones del futuro Combate del Atlántico Sur.
Por ahora, las Malvinas son motivo de constantes expectativas de acercamiento con el continente y, en especial, con esta ciudad. El servicio de comunicación telefónica inaugurado a principios de la década se complementa con el anuncio, en mayo del ’72, de que se habilitaría la pista de Puerto Argentino (Stanley) para los aviones Fokker 29 que saldrían del aeropuerto local.
Extraído del libro “Crónicas del Centenario”, editado por Diario Crónica en 2001