El 12 de octubre de 1996, Comodoro Rivadavia asiste a la realización de un sueño postergado durante décadas, desde el momento mismo de su nacimiento: ese día, se inaugura la obra de conclusión del puerto, que desde entonces cuenta con un muelle de ultramar y otras instalaciones adecuadas para la prestación de un servicio que puede dar a la ciudad un nuevo perfil productivo. Al menos, esa es la expectativa con la que carga.
La obra portuaria es encarada tras la desregulación de los puertos nacionales, en 1992, pasando así a depender de Provincia. El gobernador Carlos Maestro anuncia la realización de la obra, con fondos provenientes del pago de la deuda por regalías petroleras mal liquidadas. Chubut ha recibido 430 millones de dólares por ese concepto, a partir de los fondos logrados a través de la privatización de Y.P.F.
Tras varios conflictos en la licitación de 1994, que estuvieron a punto de hacer fracasar el emprendimiento, la construcción se adjudica (en forma directa, previa anulación del proceso licitatorio por parte del Gobernador) al consorcio conformado por las empresas Dyopsa-Iglys-Impregilo, que inician los trabajos el 21 de noviembre de 1994: ese día se produce la primera descarga de rocas al mar, para hacer la base sobre la que se asentará la prolongación de la escollera. En total, se utilizan dos millones de metros cúbicos de rocas, que sirven de base de apoyo para las estructuras de hormigón y los acrópodos, elementos premoldeados de hormigón (construidos en la planta de Supercemento) diseñados para romper la fuerza del oleaje.
El trabajo incluye la construcción de una obra de abrigo o escollera, de 300 metros de longitud, para hacer un espejo de agua que dé seguridad al atraque de buques. Además, se construye un muelle de ultramar de 216 metros de largo, asentado sobre un total de 108 pilotes de hormigón, de un metro de diámetro cada uno. El muelle permite el atraque de grandes embarcaciones, realizándose un calado de 10 metros de profundidad. En esa tarea, se extraen 400.000 metros cúbicos de roca molida del suelo marítimo. Ese material es utilizado para rellenar áreas en el recinto portuario, recuperándose más de 7 hectáreas, para el emplazamiento de playas de maniobra y descarga de contenedores, trabajos que, a febrero de 2001, están concluyendo.
Posteriormente, se hace una ampliación con la construcción de un muelle pesquero, para dar mayor capacidad de maniobra de buques, inaugurándose poco después.
Extraído del libro “Crónicas del Centenario”, editado por Diario Crónica en 2001