martes, 15 de octubre de 2024

El diciembre de 1932 el Partido Comunista tiene su primera oportunidad  de desplegar su actividad política en las elecciones municipales tras el lustro que duró la intervención que apoyara YPF. El triunfo, sin embargo, queda en mano de Pedro Ciarlotti, de la Unión Vecinal, quien además de vencer al partido Comunista, logra más adhesiones que Schneidel, el candidato de la Unión Popular.

Los resultados de estas elecciones son muy ajustados, tanto que se logra un empate en 620 votos para el partido de Ciarlotti y otros tantos para el partido de Schneidel. El Partido Comunista, mientras tanto, obtiene 318 votos en esta, su primera elección.

La contienda electoral previa es una muestra de la manera de hacer política de entonces: en una asamblea del Cine Rex, matan a un carnicero de apellido Lascano. En una asamblea de Unión Vecinal, se infiltran adherentes del otro partido y dan muerte al malogrado candidato a concejal, según recordará casi 70 años después, Luis “Tupi” García. Con naturalidad señalará que era común hacer lio y meter miedo en la gente. Otra postal del proselitismo es el rapto de votantes. Como era costumbre, horas antes de la elección sale el camión de Segura. Su misión es levantar a todos los “borrachines”, darles bebidas alcohólicas y evitar que vayan a emitir su voto. No son pocos los pasajeros involuntarios de este camión ni de otros vehículos con idéntico trabajo.

“Schneidel le robaba los votos a Ciarlotti, los mamaban y hacían que no pudieran votar”, relata García.

Son los representantes de los partidos históricos en el pueblo –la Unión Popular y la Unión Vecinal- quienes se alternan en el poder durante la década, antes de la cuarta intervención. Ciarlotti preside el Concejo Municipal solo unos meses, hasta mediados de 1933 para retornar en 1935 y permanecer hasta 1937.

Schneidel ocupa el mismo cargo entre 1933 y 1935. Este médico triunfa el primer domingo de abril de 1933 ya que el Ministerio de Interior había dictado esa fecha fija para los comicios.

La encendida crítica que Ciarlotti hacía meses atrás en las páginas del diario El Chubut a la Dirección General del Yacimiento, no es un buen punto inicial para la política que aún así implementa: el acercamiento con las autoridades de YPF. El ingeniero Roberto Raventos, administrador local de la empresa estatal lo acompaña en ese intento de achicar la brecha profunda entre dos puntos de 3 kilómetros de distancia.

Extraído del libro “Crónicas del Centenario” editado por Diario Crónica en 2001

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