En 1908 se produce una epidemia de difteria que produce la muerte de más de la mitad de la población infantil. En una sola familia (Spinazola) murieron 5 criaturas.
Para evitar el contagio, las familias se refugiaban en establecimientos camperos, no había médicos ni farmacias. Desde Buenos Aires mandaron un transporte de la armada, con tres médicos. Francisco Fernández, que tenía nociones de farmacia, era el único que prestaba atención medicinal.
En 1909 dos componentes de la banda de Butck Cassidy, (Evans y Willson) pretendieron asaltar sin éxito la Casa Lahusen ya que no había bancos. Fracasaron y por ellos hirieron a balazos al peón y cómplice que los acompañaba, y luego se alejaron.
Durante 3 años, actuaron en la parte noroeste de Chubut secuestrando al influyente hacendado Lucio Ramos Otero. Una comisión de gendarmes enviada desde Buenos Aires logró dar muerte en Río Pico a Evans y Willson.
En 1908 se incendia y naufraga en Punta Cantor (Península Valdés), el presidente Roca pereciendo más de 60 pasajeros. Había salido de Comodoro Rivadavia 3 días antes en viaje a Buenos Aires. Enlutó a todo el sur patagónico. El comisario del buque, Santiago Farrel, (hermano del más tarde presidente de la república Edelmiro Farrel) tuvo una actuación destacada en el salvataje y luego se radicó en Comodoro.
Entre los acontecimientos gratos para el flamante puerto figuran:
En 1902 la llegada del subprefecto marítimo Sr. Belzunce; además de subprefecto actuó como comisario de policía, ofició como juez y era sumamente apreciado por la población.
La llegada del primer maestro de escuela, Sr. Isidro Quiroga, que en 1906 instaló la Escuela Nacional Nª 24.
En 1906, llega el primer comisario de policía, Sr. Jacinto Garat.
En 1909, explotó y se incendió el pozo Nª 5 en perforación de un contratista particular. El médico de Rawson, Dr. Ángel Federici recorrió más de 600 kilómetros en un coche a caballo para atender a los quemados, de los cuales 4 fallecieron. Comodoro seguía sin médicos ni farmacia.
En 1913, el presbítero Augusto Crestanello instala el colegio salesiano para internados, llamado “Don Miguel Rúa”.
En 1910 llegan 300 obreros y materiales para el tendido del ramal ferroviario de Comodoro Rivadavia a Sarmiento. Los mismos realizados a pico y pala, fueron terminados en 4 años, trabajando en Pampa del Castillo en los rigores del invierno. La gran mayoría del personal eran extranjeros, de Europa, predominando rusos, búlgaros y españoles.
En 1913: dos rusos asesinan a un boers que viajaba hacia el hospital ferroviario en kilómetro 5, en un sulqui confundiéndolo con el pagador del personal de ferrocarriles.
Los cornacionales del asesinado formaron comisiones armadas, que al fin dieron con los matadores al oeste de las estribaciones del Cerro Chenque. Estos se resistieron en un prolongado tiroteo con Winchesters, resultando uno de ellos muerto y el otro herido, el cual se salvo de ser linchado en el lugar por la llegada de la policía y el médico, Dr. Lavocat.
En 1921, se inician por YPF, los trabajos preliminares para el estudio de suelos para el puerto de Comodoro Rivadavia. Toda la población concurría al lugar alegremente para observar las tareas.
En ese mismo año, ante los sucesos armados en Santa Cruz, voluntarios civiles con algunos policías y marineros, establecen guardias armadas en la estación ferroviaria local, en las proximidades de Rada Tilly y en La Mata. Ello se debía a la creencia que los “alzados” que habían tomado el pueblo de Caleta Olivia se dirigían a Comodoro Rivadavia, no obstante, tanto en el pueblo como en YPF, los sindicatos permanecieron tranquilos e indiferentes al movimiento de Santa Cruz.
En 1954, al formarse la gobernación militar de Comodoro Rivadavia, el pueblo experimentó un gran salto de progreso: durante su vigencia se construyeron los edificios del actual Hospital Regional, el Liceo Militar, el Palacio de los Tribunales, el Hotel de Turismo, el Colegio Perito Moreno, Colegio E.N.E.T., edificio de Comando de kilometro 9 y se pavimentó el centro de la ciudad.
Fragmento del libro “Apuntes de un carrero patagónico”, de Asencio Abeijón