Casi todos los mapuches de Cushamen confiesan la fe cristiana, sin embargo solo de fachada. Ellos mismos se dicen que son cristianos y sin lugar a duda han sido bautizados, al igual que sus hijos, aunque posiblemente de manera abúlica. Los antiguos ritos religiosos heredados de sus antepasados sin embargo le significan mucho más que la palabra del dios cristiano, cuya enseñanza a través de sus empeñosos séquitos ha sido causa de la perdición de un pueblo tras otro.
No ha de extrañar entonces, y explica perfectamente porque los indígenas enfrentan a ese sistema hoy en día con tanta desconfianza y odio tras haber sufrido todas esas amargas experiencias. Por lo que los indígenas aquí aún siguen celebrando la llamada fiesta de Camarúco (sic), en honor de sus antiguos dioses, del “gran Espíritu bueno” respectivamente de la conciliación del “Espíritu maligno” Gualichu (sic), a quién en esa ocasión se le entrega una ofrenda. Cada tres años se celebra esa ceremonia a gran escala, aparte de las dos veces en el transcurso de un año, siempre con luna llena.
La ofrenda suele ser un caballo blanco, generalmente una yegua joven, que ha sido atrapada y luego tumbada al suelo por cuatro muchachos sin lazos, solo con las manos. Con diversos rituales, fórmulas mágicas y otros ritos por el estilo, de repente aparece el hechicero, el chamán. Con un cuchillo extremadamente filoso le propina a la víctima una puñalada en el pecho, introduce su mano derecha en el corte de la herida y con una hábil maniobra extrae el corazón. Luego levanta en alto a este corazón palpitante, humeante, aun
Fiesta de Camaruco, también conocido como Nguillatún, la principal fiesta religiosa de los mapuches. “…se destaca la ceremonia colectiva por excelencia de los araucanos llamada nguillatun o kamarikun (“camaruco” por deformación), ancestral rogativa por la cual se pedía…al Alto Dios, lluvia, buenas cosechas y buena salud, entre otros bienes, con cantos, danzas, rondas de jinetes y la participación de oficiante religioso o machi, auténtico shaman, luego reemplazado por una anciana de especial sabiduría…la ceremonia del nguillatun y otras manifestaciones de la cultura araucana, …, no ingresaron al sur de los ríos Limay y Negro hasta la última década del siglo XIX, cuando diversos grupos “manzaneros” fueron internados obligatoriamente en la región por el gobierno nacional luego de las campañas militares.” Bandieri, Susana: Historia de la Patagonia, Gualicho es el espíritu, o dios, del mal de los tehuelches principalmente palpando y se le muestra a la muchedumbre, expectante en un ambiente de tensión y silencio estupefacto; ahora estallan los gritos de júbilo y alegría. Bajo fórmulas muy específicas a continuación se envuelve el corazón en rafia, hojas y pieles, se amarra muy bien con tiras de cuero; finalmente se lleva a ser sepultado, acompañado del canto y griterío de la muchedumbre, a un lugar muy apartado, normalmente en la cumbre de un cerro o una colina. Tras ese rito sagrado de la ceremonia sigue la celebración con cantos y bailes, junto con comilona y bacanal.
Fragmentos del libro “Chubut, a caballo por la cordillera y pampa de la Patagonia central”, de Wilhelm Vallentin. El autor nació en Prusia en 1862, estudió en Berlín Ciencias del Estado, carrera enfocada en ciencias políticas, económicas, derecho, administración y sociología. Se doctoró en 1892