Ahora se abre otra discusión: la de Karina Milei y Santiago Caputo. La hermana del jefe de Estado tiene un poder extraordinario y parece ser una especie de membrana osmótica entre Milei y la realidad en general. Ella es quien le administra el mundo práctico: el del poder, el de las designaciones de los funcionarios, el de la gente. Es quien le indica quiénes son sus amigos, sus aliados, sus enemigos y sus rivales. En tanto, el asesor Santiago Caputo, “el mago del Kremlin”, también ha adquirido un poder extraordinario. Se trata de una disputa todavía sorda entre ambos, probablemente porque Karina detecta que hay demasiado poder alrededor de Caputo. La disidencia se libra, sobre todo, en torno a la designación de funcionarios.
Sin embargo, hay otra pelea muy interesante, especialmente por su materia: de nuevo, el negocio del seguro. El entorno de Alberto Fernández, sobre todo su exsecretaria María Cantero, la “Gatín” de los chats, y su esposo, Héctor “Hecky” Martínez Sosa, ha corrido el velo de un negocio que tiene muchísimo tiempo en la política, una forma de hacer caja a la que estuvo extraordinariamente ligado el sindicalismo por décadas: el negocio del seguro y el reaseguro, donde también intervienen empresas privadas.
Ese negocio afecta a este Gobierno. El centro es Nación Seguros, la empresa de seguros del Banco Nación. Porque el Gobierno a través del decreto 70, que publicó en diciembre de 2023 el DNU de Federico Sturzenegger, eliminó los brokers, pero no que el Banco Nación, a través de Nación Seguros, tenga el monopolio de los seguros del Estado. Esa empresa la maneja un señor que se llama Alfonso Torres. Es el alter ego de Eduardo “Lule” Menem, hijo de un primo de Carlos Menem, pariente del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. “Lule” Menem es la mano derecha e izquierda de Karina Milei en la política. Esto está arraigado en el Banco Nación, que es el reino de Karina Milei, en especial por su relación con el vicepresidente de esa institución, Darío Wasserman.
El primer conflicto apareció hace meses. El entonces interventor en Vialidad, Raúl Bertola, intentó, como estaba en un gobierno liberal que promueve la competencia, y dado que entendía que el decreto 70 se lo permitía, licitar los seguros de su repartición. El presidente de Nación Seguros, Torres, le escribió que estaba contrariando la legislación y que ellos tienen el monopolio. Se inició el conflicto. Echaron al interventor de Vialidad, Bertola, y curiosamente le sucedió un hombre de “Lule” Menem, que se llama Manuel Campoy. Se liquidó el conflicto de los seguros en favor de, digamos así, Menem, el colaborador de Karina Milei. Pero el problema es que algunas compañías de seguros, que se sienten discriminadas por la imposibilidad de competir en la asignación de los seguros del Estado, y se ven asfixiadas por Nación Seguros y el Banco Nación, se quejaron. Y buscaron un oído comprensivo. Algunas recurrieron a Santiago Caputo para expresar sus quejas, y también a su hermano, Francisco Caputo, quien ostenta gran poder dentro del Gobierno, porque es quien ejecuta las órdenes de Santiago. Ambos manejan la vieja escribanía familiar, que tiene algunas aseguradoras como clientes, quienes se quejaron de ese monopolio que ejercen “Lule” Menem y Karina Milei sobre el negocio de los seguros en el Estado. Ahí ya estamos hablando de negocios y de dinero. Es decir, ya no es un conflicto entre Karina y Santiago Caputo por la designación de funcionarios sino, poniéndolo en términos de Hipólito Yrigoyen, una pelea por “efectividades conducentes”.
Reaparece en este Gobierno, como por arte de magia, un negocio que enloqueció a Alberto Fernández y a su entorno en el gobierno anterior. Todo esto sin mencionar que un empresario extranjero llegó a la Argentina hace unas semanas, pidió autorización para inaugurar una compañía de seguros, y le dijeron que no la podía inaugurar. Sin embargo, dos días después, lo visitó un intermediario para ofrecerle una compañía ya existente, vacía, una especie de cáscara, que por supuesto implicaba pagar algo. No sabemos si el intermediario tiene que ver con los funcionarios que le dijeron que no abra la compañía, pero esos funcionarios son Juan Pazo, secretario de coordinación productiva del Ministerio de Economía, y Guillermo Plate, titular de la Superintendencia de Seguros, quien fue el segundo de Juan Pazo cuando este era el titular de la Superintendencia de Seguros durante el gobierno de Macri. Una versión afirma que la gestión del intermediario fue grabada. Todos son herederos de Alberto Fernández, quien aprendió a manejar este negocio también como superintendente de Seguros durante la presidencia de Carlos Menem. Una genealogía. Cambian los gobiernos, las ideologías, pero el negocio de los seguros sigue vigente.
Por Carlos Pagni para La Nación