Don Segundo llegó de Chile procedente de Valparaíso con una tropa a la estancia JONES en Nahuel Huapi, Río Negro. De niño y adolescente trabajó en su país natal como “Canillita” del diario “El Mercurio”, tiempo del cual tenía riquísimas anécdotas. Al poco tiempo de arribar empezó a trabajar de tropero en la Cía. de Tierras. En 1910 se casó con Florinda, una de las hijas de Don Ricardo RÍOS, con la que tuvo siete hijos: Carlos, Alberto, Nicanor (que muriera ahogado en el Río Chubut), Víctor, Silverio, Uva (muerta de niña) y Florinda. Estableció su casa al lado de la casa de sus suegros y ayudó a organizar las tierras que ocupaban, dedicándose a la crianza de animales y al cultivo. Al enviudar sepulta a su esposa en el Cementerio de ALVARADO. En 1920 contrajo segundas nupcias con Ercilia, una cuñada, y de este matrimonio nacieron Haydée, Olga, Jaime, Arnaldo, Miguel, Regina, Florisa, Segundo y Adolfo.
La mayoría de los hijos mayores se alejaron del lugar, y una vez casados se radicaron lejos. De los hijos menores, casi todos permanecieron cerca y formaron sus propias familias.
Como reconocimiento a este pionero el principal arroyo que desciende del Oeste al valle lleva el nombre de Arroyo GUAJARDO.
Doña Ercilia, su segunda esposa, trabajó su huerta, ordeñó las vacas y a veces las chivas, y todos los días, en su carro tirado a caballo “bajaba” al pueblo para vender, a familias amigas, los productos de su esfuerzo. En tiempos del Intendente JONES, que también tenía lechería, éste quiso prohibirle la venta de leche en el carrito y fue tal la “retajila” (su forma de decir: reto) que le hizo en la calle, que nunca más volvió a molestarla. Conservó dichos típicos de su país natal, que por cómicos, permanecen en quienes la conocieron: “Cholo jeta de sopaipilla: Cara de aborto de oveja”; “Cholo facultativo”; “Por Diosito y juro”… Y tantos otros… Pero ha sido ella, la figura del coraje y del sacrificio de todo un siglo como mujer patagónica.
Fragmente del libro “El Maitén, su historia y su poblamiento”