Don Segundo llegó a la zona con la Policía Fronteriza, no se sabe la fecha cierta. Al establecerse ya tenía hijos grandes y uno de ellos, Marcelino, también perteneció a esta fuerza.
Casado con Doña Rosa, oriunda de Chile, y a quien conociera en Paraje “El Correntoso” en Río Negro. Recibió del gobierno del Territorio del Chubut, en premio a la “Hazaña de llevar diecisiete presos a caballo desde Esquel a Rawson, “’sin perder ninguno’”, la donación de 200 hectáreas de tierra en el Valle de El Maitén. En 1917 se estableció en el faldeo y construyó su casa, criando sus numerosos hijos con quienes trabajó la hacienda y las tierras que consideraban suyas. Los años pasaron y nunca consiguió los “papeles” del gobierno.
Fueron famosas las reuniones de su familia en las “señaladas” y el tradicional festejo junto a todos los vecinos para cada “Santa Rosa”, cuando se baila hasta el otro día en homenaje a su amada esposa.
Ya en su vejez, cuando Doña Rosa enfermó, las hijas que se establecieron desde jóvenes en Buenos Aires (grande), la llevaron a la ciudad para cuidarla. Se cuenta que Don Segundo seguía el tren al galope de su caballo para detenerlo y traerla de retorno a la casa. Nunca volvió a verla ya que quedó sepultada allí.
Permanecen en pie varios sauces, frutales, y algo de la tapera. Sólo uno de sus hijos, Horacio, permanece en el lugar junto a su esposa, hijos y nietos. Nunca consiguieron la “propiedad” ni pudieron alambrar. Don Segundo descansa en el Cementerio Viejo de Buenos Aires Chico.