domingo, 10 de noviembre de 2024

Teherán dispone de algo más de 3.000 misiles balísticos, según un cálculo de Estados Unidos. Nueve modelos de esos proyectiles tienen capacidad para alcanzar territorio israelí.

Misiles iraníes expuestos en una plaza de Teherán, el pasado febrero.

Irán posee uno de los mayores arsenales de misiles de Oriente Próximo, con más de 3.000 misiles balísticos, según un cálculo divulgado en 2022 por el Mando Central del ejército de Estados Unidos. En la última década, el país ha mejorado notablemente la precisión de unos misiles que desde hace años son considerados una amenaza por Occidente. Este armamento iraní es convencional. El país no tiene aún armas nucleares, pero varios de esos misiles podrían transportar cargas atómicas si Irán llegara a desarrollar ese tipo de armamento.

Según la Asociación de Control de Armamento, una organización no gubernamental estadounidense con sede en Washington, citada por el diario israelí The Times of Israel, los misiles iraníes se basan en gran medida en diseños norcoreanos y rusos, perfeccionados con tecnología china. Esos misiles iraníes son principalmente de corto y medio alcance.

Teherán también se ha convertido en la última década en un gran productor y exportador de drones. Según el Instituto de Estados Unidos para la Paz, Irán ha fabricado miles de drones avanzados de vigilancia, reconocimiento y combate. Además, los drones iraníes se han convertido en uno de los mayores activos del llamado eje de la resistencia (Irán, Hezbolá, los hutíes de Yemen y las milicias proiraníes de Irak y Siria) y que Rusia ha utilizado con frecuencia en los ataques contra Ucrania.

Entre los misiles balísticos de corto y medio alcance destacan modelos como el Sejjil, un misil balístico de medio alcance desarrollado en parte con tecnología iraní, que es capaz de transportar una carga explosiva de 700 kilogramos y alcanzar un blanco hasta a 2.500 kilómetros. La distancia entre Teherán y Tel Aviv es de algo menos de 2.000 kilómetros. Otro misil con un alcance algo menor, el Jeibar, tiene un rango máximo de 2.000 kilómetros. Fabricado por el Ministerio de Defensa de la República Islámica de Irán, tiene capacidad para transportar una ojiva de 1.500 kilos, mientras que el modelo Haj Qasem, puede golpear un objetivo situado a hasta 1.400 kilómetros.

En total, se calcula que Irán dispone de nueve tipos de misiles con alcance suficiente para llegar a territorio israelí. Además, el pasado junio, las autoridades iraníes presentaron lo que el régimen del país describió como su primer misil balístico hipersónico de fabricación nacional, según la agencia oficial de noticias IRNA. Los misiles hipersónicos pueden volar al menos cinco veces más rápido que la velocidad del sonido y seguir una trayectoria compleja, lo que complica que sean interceptados por los sistemas de defensa antiaérea.

En los últimos meses, Irán ha utilizado estos misiles contra intereses israelíes o insurgencias hostiles a su régimen en varios países de la región. El 16 de enero, la Guardia Revolucionaria afirmó haber atacado con ese armamento la sede del espionaje israelí en el Kurdistán iraquí. Un día antes, Irán había atacado, también con misiles y drones, las bases de la insurgencia baluchí en la provincia paquistaní de Baluchistán. El Gobierno de Pakistán condenó el ataque, acusando a Irán de matar a dos niños y calificándolo de “violación no provocada” de su espacio aéreo.

Cuando el 14 de septiembre de 2019, un ataque con misiles de crucero y drones golpeó las instalaciones de la petrolera saudí Aramco en Abqaiq y Jurais en el este de Arabia Saudí, ni ese país ni Estados Unidos creyeron que los milicianos hutíes de Yemen fueran los auténticos autores. No tenían ni la armas, ni la tecnología, ni la información de inteligencia como para llevar a cabo un ataque de esa envergadura. Ambos países vieron en ese bombardeo la mano del principal valedor de los rebeldes yemeníes: Irán.

Fuente: El País

 

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