El resultado de la elecciones generales de Brasil ha sido mucho más ajustado de lo previsto por las encuestas, que daban seis puntos de ventaja a Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, la vieja y violenta retórica del ultraderechista Jair Bolsonaro, con su defensa de la dictadura militar que gobernó el país durante dos décadas con secuestros, torturas y asesinatos de opositores, lleva años calando en los brasileños, hasta el punto de que no solo le dio la presidencia, sino que le ha dejado ahora a solo unos pocos de votos de repetir legislatura.
En un Brasil fuertemente dividido, el viejo líder de la izquierda sudamericana ha ganado este domingo la presidencia en la votación más disputada en los 37 años de democracia, con un 51% de los apoyos frente al 49% de Bolsonaro. Y eso que el derechista mantuvo la ventaja a lo largo de dos horas después de la apertura de las urnas electrónicas, pero al llegar al 67% de votos escrutados, se produjo el ‘sorpasso’.
El todavía presidente deja un legado terrorífico en lo que a declaraciones públicas se refiere. Las tiene de todo tipo: racistas, homófobas, machistas y hasta negacionistas, en medio de una pandemia del Covid que ha dejado en Brasil la friolera de 688.000 muertos y 35 millones de contagiados. Hace un año, el escritor brasileño Walter Barretto Jr. las recogió en el libro ‘Bolsonaro y sus seguidores: 1560 frases’. «Mi idea es que el ciudadano que lo compre les lea unas cuantas de estas ‘perlas’ a sus amigos y familiares para que vean el error que cometieron al votarle y evitar que lo repitan», explicó el autor a ‘XL Semanal”.
Y es que no son pocas las perlas que el bueno de Jair ha dejado desde que anunció su intención de presentarse por primera vez a las elecciones generales de octubre de 2018. Algunos de los ejemplos que más polémicas levantaron fueron:
—«No voy a combatir ni discriminar a los homosexuales, pero si veo a dos hombres besándose en la calle los voy a golpear».
—«Algunos dicen que estoy dando un pésimo ejemplo con el Coronavirus. ¡Idiota, yo ya lo tuve! Yo ya tengo anticuerpos, ¿para qué vacunarme otra vez? Y otra cosa que quede bien clara: Pfizer lo deja bien claro en el contrato: ‘Nosotros no nos responsabilizamos por cualquier efecto colateral, si te conviertes en un caimán es tu problema, joder […], si te conviertes en superhombre, si a una mujer le sale barba o algún hombre empieza a hablar fino, no tengo nada que ver con eso’. O lo que es peor, van a intervenir en el sistema inmunológico de las personas. ¿Dónde está nuestra libertad?».
—«Esas personas tal vez estén más insatisfechas ahora que si nunca hubieran tenido un beneficio porque le han quitado un subsidio que creyeron que ya era propio […]. Si a los más pobres les das subsidios terminan teniendo más hijos».
—«Tienes una cara de homosexual que no puedes con ella [a un periodista]».
—«Cuando era un congresista soltero, me gastaba las dietas en follar».
—«Si fuera por el Partido de los Trabajadores [de Lula da Silva], la pedofilia pronto dejaría de ser delito».
—«Todo el mundo tiene que morir algún día», en referencia al Covid.
—«Mientras el Estado no tenga el coraje de adoptar la pena de muerte, estoy a favor del exterminio».
—Sobre un líder indígena del Congreso brasileño: «Que se vaya a comer hierba para mantener sus orígenes».
—A una diputada de la oposición: «Jamás la violaría, usted no lo merece».
La dictadura
Sin embargo, los comentarios que más ampollas levantaron entre la mayoría de la población brasileña fueron aquellas en las que este excapitán del Ejército de extrema derecha parecía legitimar o mostrar sus simpatías por el golpe de Estados de 1964 que dio paso a dos décadas de dictadura militar. En un primer momento aseguró que «es mentira que fuera una dictadura», aunque en 2016 ya había declarado, cuando era diputado federal, sin ningún tipo de pudor, que «el error de la dictadura fue torturar y no matar a sus adversarios».
Bolsonaro fue más allá hace dos años, cuando la Fiscalía brasileña repudió su intentó de «conmemorar» la sublevación militar de 1964 y le recordó que «festejar un golpe de Estado era incompatible con el Estado de Derecho». El Ministerio Público Federal (MPF), a través de la Procuraduría de los Derechos del Ciudadano, subrayó también en un comunicado que aquel levantamiento «supuso, sin ninguna posibilidad de duda o de revisionismo histórico, una ruptura violenta y antidemocrática del orden constitucional».
La Fiscalía destacó asimismo que la asonada del 64 «dio origen a un régimen de restricción a los derechos fundamentales y de represión violenta y sistemática a la disidencia política». Recordó también que el apoyo de un presidente de la República a la dictadura puede suponer un «crimen de responsabilidad», según lo establecido en el artículo 85 de la Constitución.
Hasta el último día, Bolsonaro ha seguido empeñado en blanquear la historia de lo ocurrido hace casi sesenta años, calificándolo de «revolución» o «contrarrevolución», en vez de «golpe de Estado», a pesar de haber recibido ya por sus exabruptos tres condenas judiciales y 30 peticiones de inhabilitación.
Fuente: ABC