Cuando Abrascha Benski llegó a la Argentina quedó fascinado con una cosa: el fanatismo nacional por el dulce de leche. Entonces decidió unir su conocimiento del chocolate con esta pasión argentina y así creó el ya clásico bocadito Cabsha hace más de 60 años. La historia de un trotamundos que inventó una golosina histórica de los kioscos.
Benski nació en Rusia, pero cuando era pequeño, ante la inminente Primera Guerra Mundial, su familia se mudó a Rumania. Sin embargo, cuando este país se alió con el Eje durante el siguiente gran conflicto bélico, se subió a un barco que lo llevó a Beirut, en Líbano.
Por su conocimiento técnico en golosinas, ahí Benski abrió una fábrica de dulces y chocolates. Antes de eso había vendido flores de azúcar a la salida de los cines. Su negocio prosperaba, aunque el trotamundos decidió volver a cambiar de país. Esta vez optó por ir más lejos y en 1948 llegó a la Argentina junto a su esposa.
REGRESO AL PRIMER AMOR
Durante los primeros años estuvo alejado de su expertise. Inició su camino emprendedor en el mercado local dentro del rubro textil con una tintorería industrial que abrió junto a un grupo de socios. Pero una dulce tentación despertó la curiosidad de Benski y lo llevó a regresar a su especialidad.
En Argentina descubrió la pasión por el dulce de leche. Entonces abrió una fábrica en la que producía caramelos con esa materia prima. No obstante, él quería mezclar este clásico nacional con el chocolate. Así fue que ideó un bocadito redondo de dulce de leche con una cobertura chocolatosa.
NACIMIENTO DE UN CLÁSICO
El Cabsha salió al mercado a fines de los 50. Estos bombones estaban envueltos en papel de aluminio y se vendían en cajas de varias unidades. Según cuentan desde la familia de Benski, el fundador la bautizó de esta manera porque fonéticamente era parecido a como se dice “te quiero” en árabe.
Pero el famoso bocadito no era el único producto de la compañía. En su fábrica en el barrio porteño de Belgrano elaboraban también obleas, tabletas, huevos de chocolate y turrones. “Al principio vivíamos en Vicente López y alquiló un garaje en Belgrano R. para poner la fábrica. Después nos mudamos a ese barrio y teníamos el negocio literalmente al lado de casa”, recordó Dadi Benski, hija de Abrascha, en una entrevista para Apertura en 2017.
VENTA Y NUEVO COMIENZO
Benski manejó la empresa durante más de tres décadas hasta que la economía complicó el rumbo de la firma. En los 80 mudó la fábrica a Tucumán por cuestiones impositivas y para el proyecto se endeudó en dólares. La devaluación dificultó sus finanzas y finalmente optó por vender la compañía a un grupo mexicano en 1984.
Poco después la marca pasó a manos de la chocolatera Águila Saint y hoy forma parte del portfolio de la alimenticia cordobesa Arcor.
Por su parte, Dadi Benski decidió retomar la pasión de su padre por el chocolate. En 2006 fundó la chocolatería boutique Vasalissa junto a su hija, Federica Marinucci. Actualmente cuentan con seis tiendas e incluso abrieron locales en los Estados Unidos.