La represalia de Irán contra Israel era la última línea roja que quedaba por cruzar antes de una guerra abierta en la región.
La temida represalia militar de Irán contra Israel comenzó este sábado con el lanzamiento de cientos de drones a las 11 de la noche locales. El ataque fue anunciado por Israel y confirmado en cuestión de minutos por Estados Unidos y el propio Teherán, que habló de “drones y misiles”. El ejército israelí aseguró que los aparatos tardarían “horas” en llegar a su espacio aéreo. Las explosiones comenzaron a oírse sobre territorio israelí de madrugada. “El 99%” de los proyectiles fueron neutralizados, según Israel. La mera acción militar, el primer ataque directo de Irán a Israel en su territorio a pesar de décadas de enfrentamiento, supone ya el desborde de una situación explosiva sobre la que toda la comunidad regional e internacional venía advirtiendo y que quizá cruzó un punto de no retorno cuando Israel atacó el consulado iraní en Damasco el pasado 1 de abril para matar a un alto mando militar. Son horas cruciales para evitar, si es que no empezó anoche, una guerra regional en Oriente Próximo que tendría repercusiones globales inmediatas.
Israel se encontraba en máxima alerta durante todo el sábado. Durante la tarde, fuerzas de Teherán habían asaltado un barco vinculado con un empresario israelí en el estrecho de Ormuz. El presidente de EE UU, Joe Biden, se mostró convencido el viernes de que el ataque se iba a producir “más pronto que tarde”, y advirtió de nuevo a Irán de que no lo hiciera. A pesar de la impaciencia evidente con la escalada de violencia, Biden ha sido muy claro en reafirmar que sus desacuerdos con Benjamín Netanyahu sobre la brutal acción militar en la franja de Gaza, en la que ya han muerto más de 30.000 personas y que ha desembocado en una crisis humana de hambre y penalidades sin precedentes modernos en la región, no afectan en absoluto a la determinación de EE UU de respaldar a Israel ante un ataque.
La acción de Teherán es inédita y llega en un escenario que ya se podía considerar prebélico en el que países como Rusia o Francia habían pedido a sus ciudadanos que no viajaran a la región, un alto mando del Pentágono había viajado a Israel y varias compañías aéreas habían cancelado sus vuelos a la zona.
Este es el escenario seis meses después del salvaje atentado de terroristas palestinos de Hamás, patrocinado por Irán, en territorio israelí el pasado 7 de octubre. En este tiempo, todo lo que podía empeorar lo ha hecho. La respuesta israelí muy pronto se volvió absolutamente desproporcionada, provocando un horror desconocido hasta para la franja de Gaza y la ruptura de la solidaridad con Israel. Las advertencias sobre la posibilidad de un enfrentamiento abierto en la región han formado parte de la conversación casi desde el principio. Con el bombardeo del consulado iraní en Damasco, Israel ya había atacado técnicamente territorio de Irán. Pero con la acción militar aérea de la noche del sábado se termina de cruzar la última línea roja que quedaba para convertir la guerra de Gaza en un conflicto abierto regional.
Los actores con más predicamento en el escenario internacional, especialmente aquellos que tienen línea directa con ambos gobiernos, se enfrentan al reto de encontrar la fórmula para que no se desencadene una guerra total, a pesar de que, desde anoche, todos los elementos que unos y otros establecieron como necesarios para que eso sucediera ya están sobre el tablero.
Fuente: El País