En Esquel se registraban, hasta hace pocos años, algunos comercios cuyos nombres permitían intuir el origen europeo de sus propietarios: Farmacia “Atenas”, Despensa “Albania”, ambas sobre la céntrica avenida Fontana. Tiempo atrás subsistía Parrilla “La Balcánica”, en avenidas Fontana y Ameghino, y Almacén de Ramos Generales “El Danubio Azul”, sobre avenida Alvear. A ellos se agrega el sobreviviente Bar “El Mayoco”, de Teodoro Mercoff (así reza el frente), sobre Fontana y Almafuerte. Se recuerda también un bar cuyo cartel luminoso decía “Bar y Fábrica de soda Lago Ohrit”, topónimo de origen yugoslavo. También, la parrilla “Macedonia”. Estos ejemplos facilitan la indagación de un grupo de inmigrantes de origen balcánico instalados en la región, especialmente alrededor de la línea ferroviaria Ingeniero Jacobacci Esquel, durante su construcción en la década del 30 del siglo anterior. La gran mayoría se afincó en El Maitén como ferroviarios, y en Esquel, al jubilarse, adquiriendo locales y dedicándose a actividades comerciales. Sin embargo, a diferencia de otras colectividades arraigadas culturalmente en la localidad, los balcánicos no aparecen como grupo distintivo, tampoco las nacionalidades correspondientes; no conformaron asociaciones mutualistas por origen ni centros culturales propios, no desfilan en las fiestas populares.
Los referentes indagados a través de aportes orales familiares
Si bien en Esquel existen entre 20 y 30 familias descendientes de búlgaros, yugoslavos y algunos albaneses y griegos, se han tomado como referencia los siguientes personajes: Demetrio Gabrilovich, yugoslavo; Argil Nastovich, yugoslavo; Antón Ylleff, búlgaro; Teodoro Mercoff, búlgaro; Cristo Karalis, griego; Xhelo Emin, albanés.
Demetrio Gabrilovich nació en 1908 en Yugoslavia; llegó a la Argentina en 1933 e ingresó a los ferrocarriles; trabajó en el ramal de Ing. Jacobacci a Esquel, en el tendido de durmientes, a pala y picota bajo inviernos durísimos. Luego cumplió tareas en Parque Nacional Los Alerces, durante la construcción de la Hostería, trabajando en el corte y laboreo de piedras para la fachada. En 1960 ya había instalado su comercio de ramos generales en 9 de Julio y Alberdi. En 1965, aproximadamente, instaló una sodería y también elaboraba una gaseosa “Bilz” de naranjas; se embotellaba con gas y se distribuía localmente; lo hacía en una pequeña planta sobre Alberdi, cerca del arroyo Esquel. Luego la trasladó al lugar del comercio, con uno de los primeros carteles luminosos de la ciudad, con un sifón que decía “Bar y Fábrica de soda Lago Ohrit”, lago compartido por Macedonia y Albania. Por problemas de salud vendió la fábrica y siguió con un bar de parroquianos en ese mismo sitio, al cual acudían muchos inmigrantes españoles, italianos y paisanos eslavos para beber y jugar al “cubilete” o dados. Demetrio contrajo matrimonio con Dina Rosa Moraga, de Epuyén, de origen chileno. Tuvieron dos hijas. Demetrio falleció en 1984.
Argil Nastovich nació en 1906 en Macedonia, región yugoslava afectada por las continuas guerras balcánicas, las matanzas de turcos y búlgaros, repartos políticos y amenazas permanentes de anexión. Ese ambiente de guerra y hambre fue motivo de emigración de varios parientes hacia América, como el caso de su hermano Stoyan, quien lo instó a viajar a Argentina y envió dinero para el pasaje, en 1936. Carecía de instrucción escolar y fue autodidacta en lecto-escritura y dominio del castellano. Su tránsito en las cuadrillas del ferrocarril Jacobacci-Esquel, fue breve. Fue asistente de cocina y la mayoría de los trabajadores de la misma eran europeos, con serias dificultades para la comunicación oral. Hacia 1945 estaba instalado en Esquel y con su primo Antón Savich adquirió un local céntrico y abrieron la churrasquería “Macedonia”; en 1947 disolvió la sociedad y compró un lote frente a la plaza de la ciudad y construyó un local donde abrió el almacén “Mundial”, que funcionó hasta sufrir el impacto de la competencia de autoservicios y supermercados en los años 70. Participó en la política local como concejal “ad-honorem”. Si bien era del culto ortodoxo, sin templo en la ciudad, formó a sus hijos en la religión católica. No regresó a su país pero mantenía correspondencia e interés por los acontecimientos en Yugoslavia. Su hija Olga nació en 1954; por ello sus recuerdos familiares se basan más en la etapa del almacén que en las anteriores. Menciona numerosos connacionales que solían encontrarse con Argil (Ángel, en la ciudad) en el comercio y la vivienda: su hermano Stoyan, Nikola Duma, Jorge Mitrovich, Petro Nasto, León Velcovich, Traiko Jeftimovich, Nicolás Naumovich y Kitan Petrovich, muchos de ellos ex ferroviarios. Murió en Esquel, en 1986.
Antón Ilieff nació en 1908, en el pueblo de Ferdinand, Bulgaria. Hacia 1923, ante el temor de una nueva guerra, sus padres decidieron embarcarlo a algún país vecino, con apenas quince años, sin imaginar que el menor de los varones arribaría a Buenos Aires. Desconociendo totalmente el idioma castellano, empezó a trabajar en el puerto, conviviendo con otros “paisanos” búlgaros. Más tarde se trasladó a Bahía Blanca, donde también fue portuario. Enterado de la construcción del ferrocarril al sur, viajó e ingresó con otros paisanos como Boris Ivanoff, Teodoro Moneff, Pedro Givcoff, Teodoro Mercoff, Miguel Ellencoff, Esteban Georgeff, Zacarías Cenoff. Trabajó en las cuadrillas de terraplenes, bajo rigor climático intenso viviendo en carpas. En los finales de los años ’30, ya en Esquel, empezó la construcción del local de su futura actividad comercial: “El Danubio Azul”, de ramos generales, en la esquina de Volta y avenida Alvear, que alcanzó a tener gran importancia en la zona, apoyándose en el ferrocarril a partir de 1945 para recepción y entrega de mercaderías; mandaba víveres a diversos puntos del Chubut y sur de Río Negro. Casó con Emilia Cretton (1947), tuvieron cuatro hijos y falleció en 1990.
Teodoro Mercoff; la joven Elba Arriegada, estudiante esquelense, cuenta que su abuelo materno, Manuel Loncón (1918- 1972), era trabajador ferroviario; recorría y vigilaba las vías caminando. La familia vivía en Clemente Onelli, Río Negro; su abuelo, viudo, debió criar a sus seis hijas y se radicó en El Mayoco, paraje del Chubut cercano a Esquel, en 1954, en instalaciones del ferrocarril económico. Allí su madre fue criada por un matrimonio con otros tres hijos más pequeños: Celinda Antieco (1932), indígena, y Teodoro Mercoff (1892- 1972), búlgaro. Reconoce a esa familia como abuelos, tíos y sus hijos, primos. La educación fue muy rígida, ordenada por pautas de comportamiento dictadas por Mercoff y a la vez combinando leyendas, dichos, anécdotas y gastronomía de ascendencia mapuche y búlgara (la nieta recuerda las comidas que preparaban en el campo, especialmente la culinaria búlgara: la “Banska” y la “Kascha”). Además les enseñaban que debían ganarse la comida diaria trabajando la huerta, sembrando, ordeñando vacas, acarreando agua. Casas y dependencias del ferrocarril eran de durmientes, hechos con quebracho traído del norte. Mercoff fundó en Mayoco una escuela que funcionaba para hijos de peones de estancia y de operarios del tren en una de las casas, porque, decía, todos tenían derecho a una educación básica, aunque sea para aprender a leer y escribir. Asimilada por las autoridades educativas, cerró antes de 1980. La familia Mercoff y su madre vivieron allí hasta el año 1964. Se mudaron a Esquel a partir de la jubilación de Teodoro como capataz del ferrocarril. En avenida Fontana y calle Almafuerte abrieron el bar “El Mayoco” que aún subsiste. Dicho bar tuvo su auge cuando funcionaba en la esquina del frente el viejo prostíbulo de la ciudad, abierto en 1938 y cerrado hacia 1982. Funcionaba muy bien porque los clientes de aquél hacían “la espera” en el bar cuyos precios de bebidas eran más baratos que el prostíbulo y además, servían comidas. El búlgaro murió en 1972.
Cristo Constantino Karalis era griego, nacido en 1903 ó 1904; llegó a la zona como operario del ferrocarril aunque después fue cocinero en las cuadrillas que levantaban los terraplenes en pleno campo. Vivió en El Maitén, donde además tuvo su primer hotel. Hacia 1943-1944, con algunos ahorros, retirado del empleo estatal adquirió el hotel “Mayo”, ubicado en una esquina céntrica, avenidas Alvear y Fontana, frente a donde en los inicios del ’70 se construyó la estación terminal de ómnibus, hoy convertida en Centro Cultural. En el hotel funcionaba un bar de parroquianos. Funcionó hasta mediados de los ’70. Había adquirido un lote contiguo y allí su hija, ya doctorada, instaló la farmacia “Atenas” en 1971 (aún funciona), nombre elegido por preferencias paternas. Compartía mucho tiempo con otros pocos griegos vecinos y fue dirigente de un club de fútbol local ya desaparecido. No regresó a Grecia pero mantenía correo con su familia. Es uno de los pocos casos que emigró casado y con mujer griega.
Xhelo Emin: muy pocos albaneses se instalaron en Esquel a mitad del siglo XX; apenas tres ó cuatro, hombres que trabajaron en las cuadrillas del ferrocarril y luego fueron comerciantes. Repitieron las características del resto de los balcánicos: huyeron de los horrores de guerras permanentes y persecuciones racial-religiosas, inmigrantes varones, pobres y solos, que buscaron cualquier trabajo sin especialización para sobrevivir; se instalaron en la construcción del ramal económico y después, ya en Esquel, se dedicaron al comercio de comestibles y bebidas. Xhelo Emin y su socio Hysen Haschi, oriundos de Korshe, abrieron la despensa “Albania” en 1953; empezaron con un pequeño local sobre la avenida Fontana casi esquina Rivadavia, donde ahora aún funciona un viejo bar, “El Ancla de Oro”; más adelante adquirieron el lote de la esquina y levantaron el edificio de vivienda y local comercial que aún existe con la misma despensa en actividad. Emin, Haschi y otros dos albaneses se perdieron en la memoria popular; sus descendientes no están en Esquel o se han mezclado con grupos no balcánicos. Emin se casó en 1971 con una mujer de otro origen, en este caso chilena, Hortensia Brito Parra, llegada a Esquel en 1947. No tuvieron hijos; su sobrina heredó la despensa. Consultada, mencionó algunos aspectos de la vida de su tío: mal carácter, apesadumbrado por los recuerdos de las guerras, el trabajo en las cuadrillas del ferrocarril, la religión mahometana sin poder practicar con libertad por la falta de templo y colectividad, el no poder regresar a Albania, la muerte en 1972, a los 65 años, sin descendencia.
Texto del libro “Esquel. Poder, Prácticas y Discursos. 1890-1945” – Prof. Jorge Oriola