domingo, 15 de septiembre de 2024
Después del corso, palcos y serpentinas sobre la Av. 25 de mayo.

Esquel era un pueblo aislado en sus primeras décadas, pero no faltaban las diversiones. La gente desarrollaba una rica y variada actividad social y cultural. A los cines con sus bares, se agregaban los bailes que organizaban los nacientes clubes deportivos y las Asociaciones de colectividades, como “La Española”. Obviamente, en los suburbios había bailes, y el sector masculino acudía normalmente al prostíbulo, a tomar unas copas, bailar, escuchar algo de música y cumplir con las “obligaciones” sexuales.

En Esquel, alrededor de las décadas del 20 al 40, se hacían numerosos bailes, de colectividades y de clubes, con orquesta o discos pero siempre ropa de gala, ropa fina y cuidando todos los detalles. Algunas vecinas se dedicaban a trabajar con la confección de la ropa exclusivamente para esos bailes. Había muchos de ellos todos los fines de semana en lugares de vecindades populares, y otros, como La Española, mucho más serios. Algunos le hacían competencia, como la Sociedad Rural y los clubes de fútbol, pero los restantes eran mucho más baratos y de más bajo nivel. A los bailes más serios, las muchachas iban con sus padres.

En los cines también se hacían obras de teatro ya que el cine contaba con camarines y escenario. Había grupos de gira y grupos locales.

Otro recurso para combatir el aislamiento era la tan ansiada y exótica comunicación radial: noticieros, radionovelas, música y la reunión de amigos para escuchar los partidos de fútbol los días domingos.

El turismo iba creciendo y con él la conciencia de ser Esquel y la comarca un futuro centro de atracción. En los primeros años de la década del ’40, tanto el “Esquel” como “El Libre del Sur” dedicaban muchas notas editoriales al tema, e incluían noticias relacionadas con cursos para gastronomía y hotelería, y reclamos para que fueran reparados los caminos de acceso, tanto a las localidades como al Parque Nacional. También promocionaban la pesca deportiva y paseos en lancha por la zona de los lagos.

Se festejaban con mucho entusiasmo en Esquel y también en los pueblos de la región, las Fiestas Mayas. Fue una constante que existiera una Comisión de Festejos Patrios, y así lo atestiguan los medios de prensa que daban a estos eventos, un marco especial y lugares destacados en las noticias. El orden de los festejos era prácticamente repetido: actos escolares, acto cívico militar en la plaza, bailes, competencias y juegos hípicos; acudía mucho público y solía hacerse algún asado popular. Se colocaban banderas y participaban las colectividades extranjeras. Un vecino recuerda que había un gerente de campo de Lahusen y solía hacer exhibiciones de tiro, sacar con un látigo los cigarrillos de la boca, con gran destreza.

Los carnavales se festejaban no sólo con agua sino con el clásico corso callejero: pomos y serpentinas, premios, desfile de carrozas y venta de palcos a los costados. En esos días había mucho baile y pocas horas de sueño. Las carrozas y vecinos con disfraces desfilaban por la 25 de Mayo, calles de tierra, hasta la 9 de Julio. Después se bailaba en el Armonía. Allí, los bailes también eran de disfraces.

Extraído del libro “Esquel 100 años”, de la Comisión Pro Museo histórico Esquel

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