Macri ya le ha dicho a sus colaboradores que le había prometido a Milei que el PRO lo acompañaría en la Ley Bases. Ahora, espera volver a reunirse con él para redefinir su pacto. Moreno y Máximo Kirchner descongelan la relación. También Massa tiene contactos con ellos y otros sectores. Cristina está muy activa. El peronismo se mueve, pero aún no se ordena.
Patricia Bullrich les dijo a sus colaboradores: “Basta de joder con Macri, que si esto se cae, nos caemos todos”. La ministra de Seguridad y ex presidenta del PRO está convencida de que el camino para conservar el poder es detrás de Javier Milei. Su lectura es la misma que la de todo el sistema político, pero con la crudeza de quien tiene que tomar una decisión sobre qué hacer con su futuro. En el corto plazo, la única opción para un político argentino de centro derecha es ir detrás del presidente, porque el otro cuadrante está colonizado por el peronismo/kirchnerismo y allí dirigentes como Patricia Bullrich, Mauricio Macri o Elisa “Lilita” Carrió no tienen margen de maniobra.
Macri entiende esto mismo, pero busca salvar la fuerza que construyó en los últimos 20 años. No quiere regalarle su espacio a Milei y mucho menos rendirse ante Patricia Bullrich, que ya demostró que es una avezada lectora de la realidad. Lejos de las híper repercusiones que tuvo el acuerdo electoral entre Macri, Bullrich y Milei en octubre del año pasado, Bullrich hace un mes dio un paso más: dividió el bloque de la legislatura provincial de Buenos Aires y armó un bloque con dirigentes alineados con ella. Lo mismo intenta hacer en otras legislaturas provinciales para, cuando llegue el momento, alinear esos dirigentes al proyecto de Milei.
Todos estos movimientos le están trayendo problemas en diferentes frentes. No solo Macri está enojado con ella, sino también el diputado Cristian Ritondo, a quien le acaba de echar a un funcionario del Ministerio de Seguridad que respondía a él. En el macrismo el mayor enojo con Bullrich es porque colaboraron en su campaña desde todos los aspectos: político, mediático, territorial y hasta financiero.
Pero el enojo de Macri no es solo con Bullrich. También está molesto con Milei porque todavía no le dio señales de intentar un trabajo en conjunto, más bien pareciera que Milei está esperando que Macri se sume a las filas de La Libertad Avanza, algo que en la cabeza de Macri es casi una ofensa. El ex presidente tiene una cordial y respetuosa conversación con Milei, pero a la hora de avanzar con acuerdos políticos o de Gobierno, estos no se plasman en ningún lado. Macri le ha ofrecido cuadros técnicos, pero Milei no los quiso tomar. En el pasado, esta quietud se le achacaba a Nicolás Posse, pero ahora ya no quedan excusas para sumar macristas en las terceras y cuartas líneas de la administración.
Macri le había prometido a Milei que el PRO lo acompañaría en la sanción de la Ley Bases. Una vez cerrado ese tema, espera volver a reunirse con él para redefinir su acuerdo. Esta negociación será clave para entender cómo se posicionará el PRO para las elecciones del año próximo, donde Milei pretende colonizar todo aquel voto que no sea peronista.
El peronismo tiene otros problemas. Este jueves, en unas oficinas que puso a disposición Guillermo Moreno, el ex secretario de Comercio Interior, que es una nueva celebrity del streaming, reunió a dirigentes cercanos a varias de las principales terminales del peronismo. Hubo enviados de La Cámpora, de Cristina Kirchner y hasta de Sergio Massa.
Moreno y el jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, empezaron a descongelar en los últimos meses la relación que alguna vez tuvieron. También Massa empezó a tener una relación algo frecuente con Moreno. El ex candidato presidencial y ex ministro de Economía está más activo que nunca: por sus oficinas desfilan periodistas, empresarios de medios y otros rubros, dirigentes, intendentes y gobernadores. En el caso de la ex presidenta, también está más movediza que nunca, aunque tiene todavía una mirada muy crítica del peronismo, y algo peor: está enojada con Axel Kicillof por movimientos “independientes” que el gobernador bonaerense no planteó puertas adentro, motivado por su encono con la agrupación liderada por Máximo Kirchner y con el propio diputado. En el kirchnerismo no saben aún cómo acomodar esos vínculos. El peronismo se está moviendo, pero aún está lejos de ordenarse.
Por Rodis Recalt para Diario Río Negro