Inmediatamente después de la llamada Revolución Libertadora de setiembre de 1955, las bases peronistas, fundamentalmente los trabajadores, comenzaron con lo que tiempo después se conoció como “la resistencia”.
En los primitivos grupos, el factor aglutinante fue la amistad: los grupos son barriales, de fábrica o de esquina. Se nuclean alrededor del “mas informado”, dirigentes de segunda o tercera línea. El fenómeno reconoce todas las características de lo espontaneo, es decir abrazado por núcleos dispersos y desconocidos militantes. Sería inútil buscar programas, planes de estudio, lectura o síntesis estratégicas más allá de lo escrito con bloque y mala letra en los muros de todas las ciudades. Las paredes se convierten en tribuna de dura polémica: una mañana aparece el P.V. del “Perón Vuelve”, registrado con letra presurosa, al cual una mano “gorila” agrega en la noche siguiente: “muerto”, para que otro activista peronista concluya al otro día: “de risa”. El carbón y la tiza, en manos de fervorosos militantes, expresan la bronca popular.
Frente a esta reacción popular, “la libertadora” detuvo y encerró a todos los que pudo. Se reabría la cárcel de Ushuaia para los enemigos políticos.
“¿cómo hacíamos para encontrarnos, reconocernos, hablarnos? –relata Cesar Marcos dirigente de la resistencia- en aquel tiempo todos éramos otros y nadie decía nada. Éramos como ostras cerradas, hasta que algo leve, un mutismo expresivo, una manera especial del silencio o un no sé qué, difícil de explicar, como si fuera un código esotérico para iniciados, únicamente nos hacía reconocer como compañeros. Surgían, a veces algunos signos de reconocimiento de expresiones pintorescas, por ejemplo, los emblemas de “no me olvides” en la solapa del saco, el silbido de “fumando espero”, un viejo tango que hicimos resurgir… así reconocíamos un cumpa, un hermano un peronista…”
Hemos extraído fragmentos del libro de Norbeto Galasso “Perón. Exilio, resistencia, retorno y muerte” para dar una pequeña pincelada a ese extraordinario movimiento de resistencia a base de militancia, esfuerzos y riesgos de cárcel que significó la llamada “resistencia peronista”.
“La militancia de Alejandro Sandilo”: acomodos , cargos, viáticos , pasajes y…..
Titulares y declaraciones varias dan cuenta del armado político que encabeza Alejandro Sandilo en su andar militante, para lograr el reconocimiento del Frente Renovador en Chubut que por supuesto, es todo lo contrario de lo que ha sido las militancias históricas en nuestro país.
Sandilo, presidente del Frente Renovador, explica que la lista “La Renovadora“, que conduce, cuenta con la presencia de ministro de gobierno Cristian Ayala como tesorero, el ministro de infraestructura, Gustavo Aguilera como segundo vocal”.
Es nuestra obligación agregar a esa legión de militantes de base los nombres de la subsecretaria de Información Pública, Vanessa Abril, como vicepresidente; la subsecretaria general de Gobierno, María José Salvagnini, mujer de confianza de Sandilo y primera titular del partido; el diputado Pablo Nouveau, primer convencional; el ministro de Economía, Oscar Antonena, quinto convencional; el secretario de Ciencia y Tecnología, Mauro Carrasco, también convencional; y decenas de funcionarios y asesores del gobierno designados por el dirigente renovador, desde su cargo de Secretario General de la Gobernación. O sea militancia pura y dura como en los tiempos del “Perón Vuelve”.
Ante la obtención de la personería jurídico-política, por parte de la justicia electoral el poderoso Sandilo afirmó: “Se termina una etapa de ARDUO TRABAJO realizado durante mucho tiempo, porque además la pandemia de Covid 19 hizo que se demoraran los plazos que teníamos previstos”. Se mostró eufórico por haber logrado las 1500 fichas de afiliación exigidas por la justicia electoral y declaró respecto a las elecciones de 2023 que “con la cantidad de gente que se acercó a este espacio político, vamos a trabajar con candidatos propios en todas las localidades y categorías. Llegado el momento se verá si se hacen alianzas o no, mientras tanto hay que seguir caminando y militando porque venimos haciendo la campaña hace varios meses y lo vamos a seguir haciendo”.
Este agrupación, formada por funcionarios, desde el poder, a base de cargos, asesorías y prebendas es todo lo contrario a la verdadera militancia política histórica de de todos los partidos políticos. Viáticos, pasajes, manejo de la pauta publicitaria del Estado permitió a estos nuevos dirigentes juntar, después de “grandes esfuerzos”, los 1500 afiliados necesarios para lograr la legalidad.
Esta agrupación ha costado millones de pesos a los chubutenses para cumplir con los deseos de estos amigos. El único afecto societario que une a este grupo es la cercanía con el poder, las ventajas y hasta algunos negocios que aquel otorga. Una vez finalizado eso, desaparecerá.
Cabe recordar a la militancia de la resistencia peronista como también vale hacerlo con las luchas radicales, anarquistas o socialistas, para que sirva de comparación con este hatajo de noveles políticos, unidos por la ventaja, el acomodo y los privilegios.