Luis Enrique estaba exultante en el terreno de juego, celebrando los goles con una sonrisa inmensa. Sin embargo, cuando ha comparecido ante los medios de comunicación después del partido en el Al Thumama Stadium ha mostrado una cara más reservada, en un intento de rebajar el éxtasis colectivo por la histórica exhibición de España ante Costa Rica en su debut en el Mundial de Qatar.
El seleccionador no ha ocultado que la victoria activa una «corriente positiva» y que «nos refuerza a todos» de cara a los próximos compromisos, con Alemania a la vuelta de la esquina, pero ha querido lanzar una advertencia contra la euforia que puede instalarse en el entorno de La Roja. «El elogio debilita», ha lanzado el asturiano, quien está convencido de que los jugadores sabrán gestionar el triunfo para no acomodarse. Mañana primer entrenamiento con la vista puesta ya en Alemania.
Sostiene el preparador gijonés que «este equipo no se va a relajar nunca» porque sabe que lo conseguido en el estreno en la Copa del Mundo es importante, sí, pero no deja de ser el primer paso de un camino muy largo que no estará exento de altibajos. Cree además que el choque frente a los germanos es una «motivación» más que suficiente para mantener la dinámica competitiva y no bajar ni un ápice la actitud en los entrenamientos.
No obstante, de la misma manera que el cuerpo técnico debe hacer trabajo mental con el vestuario cuando se produce una derrota especialmente dolorosa, es necesario hacer lo mismo, pero en sentido contrario, cuando se produce un éxito tan rotundo como el protagonizado en Doha. Pero, por si acaso, ha adelantado que es muy posible que en el siguiente partido haya cambios en la alineación, así tiene a todos tensionados.
Centrándose en el choque ante Costa Rica, el técnico ha reconocido que ha salido todo «redondo». Y lo ha atribuido a tres factores fundamentales: al «bestial» trabajo defensivo, sobre todo para recuperar el balón cuando se producía una pérdida, a la fluidez en el ataque, propiciado por la conexión de Busquets, Pedri y Gavi, y al hecho de que el equipo haya sido fiel a su estilo hasta el final, sin que se le pasase por la cabeza la posibilidad de especular cuando el choque estaba ya decidido.