Parece ser que de las dos hijas del cacique Francisco, Mariana, la menor, “era una chica esbelta, de buen aspecto”. Tan atractiva era que el más joven de los hermanos Williams de Birkenhead se enamoró de ella. Se trataba de Watcyn Wesley Williams, soltero de 27 años originario de Barmouth, aunque al momento de partir de Gales, vivía en Birkenhead.
En su afán de conquistar a la bella muchacha, Watcyn comenzó a aprender castellano y tehuelche. “A medida que aprendía, iba a visitar al cacique para charlar con él y aprovechar para cortejar a Mariana”. No se desprende de las crónicas si era correspondido por la joven.
Un día Watcyn, acompañado por varios amigos como lo exigía el protocolo Tehuelche para la ceremonia de solicitud de la mano de una joven, ceremonia llamada “Parlamento”, invitó a la familia a su casa. Según Thomas Jones, para la decepción del pretendiente, Francisco fue con su mujer y su hija mayor, Agar, que no era tan agraciada, pero sin Mariana. Leyendo sobre los ritos y costumbres Tehuelches, observamos que era habitual que la posible futura esposa no concurriera a los “Parlamentos”. Lo que hizo que Francisco, al no llevar a Mariana, fue solo seguir la costumbre. El cacique le dio a entender al joven que para recibirla en matrimonio debía pagarle medio centenar de yeguarizos. Como era evidente que Williams no podía pagar ese precio, le ofreció en cambio la mano de Agar, por una dote menor. La propuesta fue rechazada y Williams permaneció soltero por el momento al menos.
Del libro “Entre telones y tolderías”, de David Williams