El cacique Quilchamal también actuó como baqueano de las tropas expedicionarias al desierto, siempre se afirmó que participó de la batalla de Apeleg, febrero de 1883; pero lo cierto es que actuó en la batalla que se denominó “La Vanguardia” (enero de 1884), en las inmediaciones de la naciente del río Senguer. Ello se deduce de analizar cuáles fueron los baqueanos indígenas del desierto que participaron de los combates. Según consta en los partes militares que dan cuenta de los hechos, Miguel Linares (tío de Quilchamal) actuó en “La Vanguardia” y Claudio Bustos y José Torres en Apeleg (donde estos dos últimos se radicarían casi 20 años más tarde). Aproximandamente en 1880, Quilchamal y algunos parientes fueron tomados prisioneros por el ejército en Carmen de Patagones y obligados a actuar de baqueanos en la campaña militar conocidas como “La conquista del desierto”. Integró un escuadrón formado por unos 70 Tehuelches, el que tenía su asiento en la costa sur de Río Negro, frente a Carmen de Patagones. En 1884, cuando tenía 26 años de edad, participó del anteúltimo combate entre indígenas y tropas del ejército argentino. Durante el ataque, el caballo de Quilchamal fue muerto de un disparo y otra bala le perforó una pantorrilla. Al verse a pie, herido, rodeado y a punto de ser ultimado por sus hermanos de sangre, se quitó el capote militar que llevaba puesto para que pudieran reconocerlo. El indígena que se acercó a darle muerte, Unelto -tehuelche del sur especie de jefe o cacique general para la guerra- lo reconoció a último momento. Quilchamal aprovechó la situación para unirse a los suyos y abandonó la lucha, retirándose junto a algunos parientes y amigos. Al fin pudo reencontrarse con su familia y su gente.
Miguel Linares, un tío de Quilchamal, que oficiaba como jefe de los baqueanos indígenas con el grado militar de Sargento Mayor, encontró el caballo muerto y ensillado. Durante horas recorrió el campo de batallas en busca de su sobrino, mientras repetía dolido: “Qué habrá sido de mi pobre sobrino, qué habrá sido de mi pobre sobrino”.
En 1883, el general Lorenzo Vintter, gobernador de la Patagonia, (los territorios nacionales de Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz recién serían creados en 1884) le encomendó al coronel Lino Roa que explorara la zona comprendida entre Valcheta (Río Negro), los ríos Chubut y Senguer y la Cordillera de los Andes. A su vez, la expedición debería someter a las tribus que aún se resistían a acatar la autoridad del gobierno de Argentina.
Con 100 hombres de tropa y 38 indígenas amigos, Roa inició la marcha el 21 de noviembre de 1883. Al alcanzar el Río Chubut, dispuso darles descanso a hombres y animales. Durante esos días apresaron a unos indígenas, por lo que se pudo enterar que la gente de Inacayal se encontraba entre Apeleg y el río Senguer, es decir que continuaban en la misma zona donde hab`ían sido derrotados en la batalla de Apelag.
El 30 de diciembre de 1883, las tropas arribaron a Choiquenilahue (confluencia del arroyo Genoa y el Río Senguer); al día siguiente remontaron el curso de río Senguer en dirección a la cordillera. El primero de enero de 1884, en inmediaciones del Lago Fontana, donde nace el río Senguer, divisaron señales de humo. Eran los manzaneros que habían divisado a las tropas y se los comunicaban por medio de fogatas, las que pronto se repitieron a lo largo de la cordillera. Roa avanzó hacia el lugar donde avistó el primer fuego, y al llegar a una quebrada del río Senguer fue atacado por numerosos indígenas que si dividieron en varios grupos, a los que lograron rechazar tras un reñido combate. En el campo de batalla quedaron 4 manzaneros muertos y 15 heridos, el ejército tuvo dos bajas.
Al mismo tiempo, otra columna al mando del Capitán Peñinory se dirigía hacia la naciente del río Senguer, fue atacada por 60 indígenas. De inmediato, el coronel Roa envió en auxilio al Sargento Mayor Linares (era un indígena que actuaba para el ejército al mando de 50 aborígenes) al frente de 30 hombres; por lo que los atacantes huyeron. Después del combate Roa convocó a sus jefes y dispusieron emprender la retirada. Sus caballos estaban cansados y los víveres se acababan; en cambio, los guerreros de Inacayal poseían excelentes caballos y se encontraban bien posicionados para el combate. Los manzaneros observaron la retirada de las tropas desde lo alto de los cerros sin llegar a atacarlos. El 25 de enero Roa llegó al curso medio del río Chubut.
En este último combate participó un civil, Lord William Andrew, un abogado de nacionalidad inglesa. El Coronel Lino Roa quedó muy satisfecho con su desempeño ya que el inglés abatió a tiros a varios indígenas.
Este combate es casi desconocido para la historia por una razón muy simple: fue silenciado porque los soldados fueron derrotados. Al contrario del combate de Apeleg (1883) en la que los indígenas fueron atacados por sorpresa, en las nacientes del Senguer los guerreros manzaneros estaban esperando enfrentarse con las tropas por lo que el resultado fue distinto.
Libro “El viejo oeste de la Patagonia”, de Alejandro Aguado