lunes, 4 de noviembre de 2024

El 25° aniversario de PAE convocó a todos los sectores políticos de la provincia que se hicieron presentes para celebrar junto a los directivos de la empresa y reconocidas personalidades de Comodoro Rivadavia.

Entre los presentes estuvo toda la primera línea del radicalismo provincial, Damián Biss, Sergio Ongataro, Manuel Pagliaroni, Tomás Buffa, Luis Juncos, César Herrera y Gustavo Menna, quienes se mostraron felices de ser parte de los festejos.

Sin embargo, en marzo de 2015,  Gustavo Menna, por ejemplo, decía al diario El Patagónico que “el convenio de extensión contractual entre Chubut y Pan American Energy, por la concesión del yacimiento de Cerro Dragón hasta 2047 es de ‘nulidad absoluta’”.

Es sorprendente esta actitud de los dirigentes del partido centenario que se jactan y hacen su bandera con la “defensa de la república” y la transparencia de los actos de gobierno, y que se emocionan al recordar al doctor Arturo Illia, a Hipólito Yrigoyen y al general Enrique Mosconi.

Junto con Raúl Heredia, Gustavo Menna fue el abogado patrocinante del recurso de amparo que David Patricio Romero e Hipólito Solari Yrigoyen presentaron en 2007 para frenar el tratamiento del convenio en la Legislatura, algo que no fue posible porque, por causas técnicas, la justicia provincial desconoció el planteo.

“El contrato, sosteníamos y sostengo, es nulo de nulidad absoluta”, expresó Menna en ese momento. Si es nulo el contrato las consecuencias de ese acto también debería serlo, lo que incluiría la sede que con tanta emoción anunciaron ayer.

Es necesario recordar que el doctor Solari Yrigoyen es uno de los emblemas del radicalismo en la lucha por los derechos humanos, por las libertades públicas (por la que sufrió graves atentados y perdió la libertad) y nunca su hubiera prestado a manejos de este tipo y seguramente mantendría su postura con dignidad.

Pero parece que los tiempos cambian y las palabras de ayer son hojas del viento hoy. “Estos son mis principios y si no les gustan, tengo otros”, reza la famosa frase que le atribuyen a Groucho Marx.

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