miércoles, 4 de diciembre de 2024
La primera ministra británica Liz Truss luego de dar su discurso de renuncia.

El oficialismo y la oposición estaban de acuerdo en algo: Liz Truss tenía que renunciar. Y la primera ministra lo hizo este jueves después de informarle al rey Carlos III: “No puedo cumplir el mandato por el que fui elegida por el Partido Conservador”. Truss apenas pudo contener el malestar entre sus partidarios y nadie la tomó en serio cuando el lunes pasado prometió que lideraría a la formación para las elecciones generales de 2024.

Truss resistió en Downing Street durante 44 días, el gobierno más breve en la historia del Reino Unido y la antítesis de Margaret Thatcher -codujo el país por 11 años-, la figura con la que le gustaba compararse antes de llegar al cargo. Ahora la primera ministra permanecerá al frente del Ejecutivo hasta que el partido elija a su nuevo líder. Sin embargo, la oposición asegura que es tiempo de convocar a elecciones adelantadas.

“Los británicos merecen tener una opinión sobre el futuro del país”, sostuvo Keir Starmer, líder laborista. Al pedido se sumaron los demócratas liberales -la tercera fuerza en el Parlamento- y el Partido Nacional Escocés de Nicola Sturgeon, que venía agitando la posibilidad de un referéndum independentista en esa región. Pero los conservadores retienen 250 bancas en el Parlamento y saben que si van a las urnas en los próximos meses sería muy difícil afrontar una campaña en estas condiciones.

Keir Starmer, líder laborista, pidió un adelanto electoral.

Graham Brady, presidente del Comité 1922, el órgano que regula el funcionamiento interno del Partido Conservador, dijo que la semana que viene deberán resolver quién reemplaza a Truss. La fecha límite es el viernes 28 de octubre. Los potenciales candidatos siguieron las encuestas de los últimos días y se ilusionan con rencauzar a la familia tory. Es el caso del exministro de Economía, Rishi Sunak, que a principios de septiembre se midió con la primera ministra saliente.

“Se habla de una candidatura conjunta entre Sunak y Penny Mourdant para disputar el liderazgo a Suella Braverman, la ministra de Interior que renunció ayer. Pero los elencos que están mostrando no le sirven a nadie. Esa es la percepción entre los británicos”, explica a LPO Javiera Arce Riffo, politóloga por la Universidad de Chile y doctoranda en el Instituto de las Américas de la University College de Londres.

Boris Johnson y Rishi Sunak competirán para sustituir a Truss.

Sunak podría presentarse con Mordaunt, la tercera en las primarias de septiembre, para mostrar unidad y cohesión, aunque el exprimer ministro Boris Johnson ha dejado entrever que buscará volver al cargo y, según las encuetas, es el favorito entre los votantes conservadores. También podría competir Ben Wallace, el ministro de Defensa que amagó con dimitir si Truss consentía una reducción en el presupuesto militar. Hay varios postulantes más, si bien pocas propuestas que expliquen a los británicos cómo piensan gestionar la crisis post Brexit.

“Esto es todo Brexit. Prometieron revivir el Commonwealth para seguir siendo un imperio y prescindir de la UE. Fue una maniobra entre el UKIP (Partido de la Independencia), algunos tories exaltados y un sector importante del laborismo comandado por Jeremy Corbyn. Los extremos son parecidos en algunas cosas. Fue una campaña absurda. Reino Unido no es uno de los países más ricos de Europa. Construyeron una realidad de carácter nacionalista”, apunta Arce Riffo.

El “minipresupueto” con el que Trus inauguró su gobierno, y por el cual tuvo que despedir a su primer ministro de Economía, fue rechazado por los mercados. Y el plan del sustituto, Jeremy Hunt, sería a la larga resistido por la población. “El camino de Truss era reducir los impuestos a los más ricos. Hunt querían hacer recortes en el NHS (Servicio Nacional de Salud), que tiene listas de espera para cuatro o cinco meses, y a la ayuda social. Las facturas de gas, electricidad y agua han subido un 40%. Los británicos estaban decidiendo entre comer y pagar las cuentas”, resume la académica.

Penny Mordaunt aspira a quedarse con el liderazgo conservador.

El partido que promovió el referéndum para desvincularse de la Unión Europea en 2016 no supo ofrecer a los británicos un horizonte post Brexit. Los conservadores intentarán impulsar a un quinto premier en seis años antes de rendirse y convocar a elecciones adelantadas. El partido ha gobernado 30 de los últimos 43 años, cuando Thatcher lo convirtió en la fuerza dominante, exceptuando la década de Tony Blair y el trienio de Gordon Brown. Resulta inverosímil que no hayan preparado una respuesta más o menos viable para una “próxima década de prosperidad y oportunidades”, como había prometido Johnson.

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