Todo cuanto implique un paso adelante, un simple intento en materia de aeronavegación, constituye en nuestros días un signo indubitable de avance hacia el progreso definitivo de los pueblos, digno de elogio por insignificante que sea. Es por ello que resulta ponderable la acción del gobernante, cualquiera sea la importancia del ámbito donde éste ejerza su autoridad, cuando dedica sus entusiasmos o buena parte de ellos, a solucionar problemas de orden aeronáutico, a iniciáticas relacionadas con la aviación.
En varios estados argentinos, aun en algunos territorios nacionales, el espíritu progresista de sus autoridades se ha puesto de manifiesto a través de iniciativas, de realizaciones, de ese género, coronadas por el éxito unas, fracasadas otras, pero todas igualmente plausibles en su gestación.
Posiblemente, entre todos esos estados o territorios, en ninguno, proporcionalmente a su importancia dentro del país y a la precariedad de los medios oficiales, se haya hecho tanto hasta la fecha en materia de aviación como en la gobernación de Santa Cruz. Su gobernador, el teniente de navío (R), don Juan M. Gregores, es indudablemente un gran entusiasta de la aviación, uno de los funcionarios que con más ajustado criterio de las necesidades inherentes al ritmo moderno de vida de las poblaciones, ha tratado de ir llevando al territorio confiado a su gobierno al más alto grado de progreso y modernismo, dentro de sus limitadas posibilidades. De ello hablan bien alto las nutridas redes de estaciones radiotelefónicas y de aeródromos de que hay se halla munida Santa Cruz.
En cuestión de aviación, la acción privada que en muchos otros puntos del país ha llegado a ser tan efectiva con la constitución de entidades civiles dedicadas a esa modernísima actividad, es hasta hoy completamente nula en Santa Cruz, no obstante hallarse radicados varios buenos pilotos. Pero la Gobernación de ese importante territorio ha tratado, por el contrario, de dedicar preferente atención a la aeronáutica y lo ha hecho con singular éxito… Desde hace algunos años esa Gobernación cuenta con un avión para los servicios oficiales, que le permite cumplirlos, no obstante, la gran extensión del territorio y las grandes dificultades con que se tropieza en cierta época del año en lo relativo a las comunicaciones terrestres, por causa de las grandes nevazones y deshielos. Últimamente, la Gobernación de Santa Cruz ha dado un paso más, de singular importancia, destinado a solucionar esos inconvenientes a los pobladores santacruceños del interior, por medio de la aviación. Ha establecido un servicio aeropostal oficial, a su cargo, denominado “Chasqui” Aéreo de la Gobernación de Santa Cruz, que rinde positivos servicios. Este importante servicio, destinado a evitar el aislamiento en que, periódicamente, solían hallarse los esforzados pobladores de las zonas central y precordillerana del Territorio por las cansas anotadas, se realiza bimensualmente y en forma muy regular durante la época necesaria y su atención está a cargo del excelente aviador civil señor Norberto Fernández (h.), nativo de Santa Cruz, que desempeña el cargo de piloto de la Gobernación. Comúnmente se utiliza para ese servicio un Laté-25, de los que usara primitivamente la Acroposta Argentina, actualmente de propiedad del mencionado piloto y en ocasiones un “Pelican”, cedido por la Armada Nacional. El servicio se efectúa entre Rio Gallegos y Colonia Las Heras, en el límite con el Territorio del Chubut, con escalas intermedias en Lago Argentino, Los Lagos, Lago Cardiel, Cuñadóu León, Tamel-Aike, Lago Posadas y Lago Buenos Aires, a través de una región de lo más pintoresco imaginable. Comprende un recorrido de 1005 kilómetros, los que son recorridos en 8 horas y cuarto, incluidas las paradas en las escalas, con gran puntualidad.
El “Chasqui” tiene fijadas sus salidas de Río Gallegos para los días 5 y 20 de cada mes y el regreso a la capital santacruceña para los días 8 y 23, respectivamente. Tratase de un servicio oficial que presta indiscutibles beneficios a la vasta zona que afecta su itinerario, a la que ha sacado de su aislamiento temporario obligado por las rigurosas características climatológicas, tanto en lo relativo al traslado de pasajeros como en el de la correspondencia y encomiendas aéreas, y en especial, en casos de urgencia, al tratarse de traslado de enfermos o envío de medicamentos para los mismos. Resulta, pues, digna de destacar esa iniciativa llevada a la práctica por la Gobernación de Santa Cruz y a ello está destinada esta nota que completamos con un interesante gráfico que muestra el itinerario seguido por el “chasqui”, el avión que se emplea para ese servicio.
Extraído de la “Revista Aeroposta” de noviembre de 1938