viernes, 11 de octubre de 2024

La flota se concentra en la Subárea 13 con buenos rendimientos, pero con mayor presencia en las capturas de L2 y algo de L3. Tallas comerciales con menor demanda en un mercado que compra poco y baja el precio. La prospección en la subárea 11 no dio con grandes concentraciones y en la 16 no encontraron langostino.

La temporada de langostino en aguas nacionales se viene desarrollando con normalidad; en el sector norte no quedan barcos operando, toda la flota se dirigió hacia el sur y la mayoría se encuentra operando sobre la Subárea 13 con buenos rendimientos, sin presencia de ejemplares juveniles ni merluza considerable. Lo que ha cambiado respecto de las capturas realizadas en el sector norte, al inicio de la temporada, es el tamaño comercial de los ejemplares.

Mientras que en las primeras semanas las capturas estaban compuestas mayoritariamente por ejemplares de talla L1, en el sur la talla predominante es el L2 y comienza a tomar relevancia el porcentaje de L3. Esta situación genera preocupación entre los comercializadores, dado que todavía existe demanda para el L1 pero es menor para el L2 y para el L3 directamente no hay mercado ni precio.

“Lo que me preocupa es el L3 porque ya estamos pescando algo y lamentablemente no tenemos mercado para ese calibre. Los hábitos de consumo estos últimos años han ido cambiando mucho y aquellos nichos que existían en España y Japón o bien reemplazaron con L2 o con otra especie, por lo que ahora se hace difícil encontrarle novio y sobre todo a precio”, señala Federico Angeleri, CEO de Veraz.

En cuanto a lo que se puede esperar de las dos subáreas que están siendo prospectadas, al menos en los dos primeros días, las noticias para la Subárea 16, ubicada entre los paralelos de 46º y 47º Sur, no son buenas. Los barcos que allí operan no han podido dar con una concentración que amerite su apertura. En la subárea 11 ubicada entre los paralelos de 44º y 45º Sur el panorama es más alentador, aunque todavía no se ha dado con grandes concentraciones.

En esta temporada, a diferencia de las anteriores, la participación de los barcos fresqueros se ha visto sensiblemente reducida; en parte por las limitaciones en la operatoria sobre las que aún no ha tomado una definición el Consejo Federal Pesquero y también el aumento de los costos y la caída en la demanda, inclinan a los armadores a ir en busca de otras especies.

“China está totalmente adormecido y en general los productos de valor agregado que van a Estados Unidos y Europa están con poca demanda y baja de precio; por ende, empresas que procesan y necesitan las colas que vendemos desde Argentina como materia prima, están presionando con precios a la baja”, señala un operador que vende cola de langostino a terceros países para su reprocesamiento.

Desde el punto de vista biológico el recurso no muestra ninguna señal de alarma, el problema está en la comercialización, y de no cambiar el escenario ello podría afectar el mercado laboral. Menos barcos fresqueros pescando y menos producto en tierra para ser procesado, derivará inevitablemente en menos tripulantes afectados a la temporada más importante de langostino y menos manos para procesar en tierra.

Fuente: Revista Puerto

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