martes, 15 de octubre de 2024

Ambos tienen objetivos diferentes pero un punto clave en común: la matriz energética. En seguridad energética, el país debe atender la demanda creciente en un contexto económico de incertidumbre y, en transición, acompañar las metas para reducir emisiones.

Ambos objetivos se asientan sobre la matriz energética.

El camino hacia la transición energética en Argentina no es precisamente llano. El país enfrenta numerosos desafíos como «garantizar un suministro energético continuo y confiable en un contexto de demanda creciente, cambio climático e incertidumbre económica», marcó el vicepresidente ejecutivo de Operaciones Internacionales de Schneider Electric, Manish Pant.

No es extraño que se pongan en balanza los conceptos de seguridad energética y transición energética. Por un lado, está el objetivo de contar con el suministro suficiente para cubrir las necesidades energéticas para la población y por el otro, se presentan los objetivos destinados a reducir emisiones con fuentes de generación eléctrica renovable.

A priori, parecen dos metas que no pueden ir de la mano, como han expuesto distintas autoridades empresariales y gubernamentales en el mundo. La demanda de energía crece y debe ser cubierta lo antes posible. Sin embargo, «ambos objetivos pueden coexistir e incluso impulsarse mutuamente«, aseguró Pant en diálogo con Energía On.

En América Latina, «a pesar de tener un alto porcentaje de cobertura eléctrica (97%), 16 millones de personas aún no tienen acceso a la energía y 77 millones no cuentan con sistemas limpios para cocinar», expresó.

Apostar a ambas metas «no es tarea fácil ante un escenario energético complejo que afecta a todas las economías del mundo, pero estamos ante la oportunidad de analizar la robustez del sistema energético y su capacidad para suministrar energía de forma continua«, explicó el ejecutivo que lidera las operaciones de la firma en el Pacífico, India, Medio Oriente, África y América del Sur.

En el mundo, «nos encontramos en un momento bisagra entre el corto plazo marcado por una crisis energética que afecta a todas las economías del mundo y el largo plazo que proyecta una potencial crisis climática. Por ello, para garantizar la seguridad energética y frenar esta crisis, es imprescindible avanzar en términos de descarbonización», expresó Pant.

Ambos objetivos tienen un punto en común sobre el que se sustentan: la matriz energética. Según datos de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), las fuentes de energía que más utiliza Argentina depende de los combustibles fósiles, principalmente del gas natural (56%) y del petróleo (30%).

Con el protagonismo del gas natural, la matriz energética del país produce menos emisiones que si usara más carbón y petróleo, pero depender de hidrocarburos «expone al país a la volatilidad de los precios internacionales, a los riesgos ambientales asociados a la emisión de gases de efecto invernadero y al inminente e incierto crecimiento del sector energético», marcó el referente.

Más allá de estos factores, Argentina tiene una posición sólida camino a su transición energética gracias a los recursos que permiten aprovechar fuentes de generación eléctrica renovable tanto tradicional, ya sea solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica, como emergente, tal como la energía marina e hidrógeno verde. «Se consolida como un actor relevante en el escenario energético global«, resaltó.

Ahora, el país tiene desafíos a resolver: «garantizar un suministro energético continuo y confiable en un contexto de demanda creciente, cambio climático e incertidumbre económica». También, deberá «abordar el diseño y las propuestas políticas que permitan configurar una matriz energética con componentes renovables para lograr una transición sostenible en el tiempo», analizó Pant.

A grandes rasgos, apuntar a su desarrollo genera incertidumbre, «pero lo podemos solucionar con bancos de baterías de tecnología avanzada, para lo que es necesario mejorar los costos», marcó. Vale recordar que el país cuenta con un sistema eléctrico al borde de alcanzar su máxima capacidad, por lo que las decisiones políticas deben acompañar una ampliación de las redes de transporte para sumar fuentes de generación renovable.

Las claves para la transición energética
Según expresó Pant, a nivel mundial se lograron grandes progresos para alcanzar las cero emisiones, pero aún no es suficiente. Para alcanzar el objetivo a 2050, «debemos reducir las emisiones a la mitad en esta década», señaló.

Para ello, el mejor camino a adoptar es el de «la electrificación y la digitalización, que definen la próxima revolución energética que llamamos Electricidad 4.0, esencial para garantizar la eficiencia energética. Es un aliado de la descarbonización, ya que impulsa la electrificación y las herramientas de eficiencia digital para reducir la huella de carbono en los edificios, industrias, barrios y ciudades», expresó.

Un estudio reciente del Banco Interamericano de Desarrollo muestra que, si se lograran emisiones netas cero, «la región podría alcanzar casi 2,7 mil millones de dólares en beneficios potenciales en los próximos 25 años, incluso contando los costos de la descarbonización. En otras palabras, el proceso nos permitirá utilizar los recursos de forma más eficiente y ahorrar en costos y beneficio», destacó.

La digitalización, punto en el que trabaja Schneider Electric, tiene un rol clave para lograr la neutralidad en carbono. En el país, un caso de éxito fue el acuerdo con la Universidad Católica Argentina para modernizar su sistema inteligente de gestión de edificios (BMS) «y lograr la máxima eficiencia energética a través de la incorporación de tecnologías desarrolladas por la empresa», indicó.

Estas permitieron recopilar datos en tiempo real sobre el estado del edificio, la temperatura, la iluminación y el movimiento para mejorar la eficiencia energética a través de la automatización y la Inteligencia Artificial. En un año consiguieron un ahorro energético del 20%, y esperan sumar un 20% el año que viene, con el objetivo de alcanzar una reducción total del 50 % al final del proyecto.

Por Miquela Danil Juárez, para Diario Río Negro

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