Al poco tiempo de la fundación se tornó evidente, para los miembros de la Asociación, la necesidad de contar con una sede propia que actuara como centro administrativo, como espacio de reunión y despliegue de la sociabilidad de los miembros de la colectividad. Para estos inmigrantes era prioritaria la comunión “con otros paisanos”; la creación de espacios vinculados en los cuales acentuar los lazos de solidaridad ante las dificultades cotidianas, y donde recrear los códigos, los guiños, los gestos, los juegos y las bromas compartidas. De esta manera, en 1.909 “comienzan los cabildeos entre la Comisión, para proponer a la Asamblea la construcción de la casa propia”. La propuesta se hace efectiva en la Asamblea General del 24 de enero, y para la consecución de tal fin se compraron 2 lotes sobre la calle Ameghino.
Los “cabildeos” y discusiones continuaron, y en la Asamblea del 12 de julio de ese mismo año, se aprobó el plano del edificio de la sede, y se concertó la fecha de la colocación de la piedra fundamental del mismo para el 1º de enero de 1.910.
Como coronación del acto se realizó el festejo de las primeras romerías de la zona, que con el tiempo se convertirían en gratas costumbres y en la gala de la cultura española de la ciudad, a las que todo el pueblo esperaba con ansias de asistir.
Mientras se llevaba adelante el proyecto de construcción de la sede, para financiar esta importante obra, la Asociación organizó funciones de teatro y rifas; gestionó donaciones y abrió una suscripción por acciones dirigidas a todos los españoles de la colectividad.
Con ello fue acumulando la suma necesaria para sufragar los gastos de la empresa. Como apunta el libro conmemorativo de las Bodas de Plata, “algunos de los actos más sobresalientes de este período fueron: la celebración de la romería, que por fortuna dieron un resultado asaz benéfico; la colocación de un gran empréstito para la financiación de la construcción del edificio; y el comienzo del mismo que ya no se paralizaría hasta su terminación”. Finalmente, fue licitado el pliego de las obras el 25 de julio de 1.911, cuya construcción dio comienzo el 27 de setiembre del mismo año, exactamente 3 años después de firmada el Acta de Fundación de la Asociación.
Es importante recalcar que la mayoría de las personas que ganaron los diferentes ítems de la licitación eran españoles de la colectividad, muchos de ellos íntimamente relacionados a la institución. La construcción de la obra fue adjudicada a Antonio Ríos, los trabajos de carpintería a Francisco Aramendia y Eduardo Montes; los ladrillos fueron comprados a José Souto (quien al entregarlos tuvo que rebajar el precio inicial porque los que entregó no eran de la calidad acordada); el pedregullo fue suministrado por José Álvarez y las labores de pintura de puertas y ventanas estuvieron a cargo de José Lema.
Finalmente, el 25 de febrero de 1.912, fue licitado el permiso de explotación del bufete de la sede, y fue adjudicado a Francisco Aramendia e hijos. De esta manera, la Asociación no solo se erigía como una entidad de ayuda mutua, sino también como una fuente de trabajo y ganancias para algunos de los socios y sus allegados.
Para los meses iniciales de 1.912 la edificación de la obra había concluido. El acto de inauguración fue realizado el 12 de mayo del mismo año.
Los festejos efectuados para la ocasión fueron los de mayor relieve hasta el momento, y su organización parece haber estado a la altura de tan importante circunstancia. Así lo reflejan estas palabras de recuerdo escritas 21 años después: “Con motivo de tan destacado acto, se celebraron romerías y fiestas tan amenas, que si bien se da ahora una escueta noticia de ellas, la recordamos con amor por los momentos agradable que nos brindó”.
Texto de “Fraternidad, Romerías y Disputas. La Asociación Española de Socorros Mutuos de Trelew” (1.908-2.008)