martes, 15 de octubre de 2024

Cuando cumplió la Empresa sus cinco años de funcionamiento, el 30 de octubre de 1934, se recordaba que pese a haber recorrido 1.217.574 km en 8.101 horas de vuelo, transportando 4.000 pasajeros, 25.668 kilos de correspondencia y 19.741 kilos de encomiendas, no había registrado ningún accidente, pese a recorrer zonas con frecuentes condiciones atmosféricas desfavorables, performances que colocaban a la Aeroposta Argentina S.A. en un nivel inigualado de seguridad, dentro de la Aeronáutica Mundial.

Al año siguiente, al cumplir su 6º aniversario el 1º de noviembre de 1935, la Empresa dio a conocer una breve estadística del desenvolvimiento de la línea, la que contenía los siguientes guarismos: kilómetros recorridos: 1.451.924 horas de vuelo: 9.633 horas con 50 minutos Pasajeros transportados: 4.558 Correspondencia: 30.156 kilos – Encomiendas: 23.579.

En tan fausto acontecimiento, el Director del semanario “El Pueblo”, don Ivo Vincenzi, felicitaba al Director de la Aeroposta Argentina S.A., a su dinámico Jefe de Líneas, Sr. Leonardo Selvetti, a los bravos pilotos señores Próspero Palazzo, Ricardo Gross, Emilio Castro Castro y Domingo Irigoyen, a cuya pericia y valentía se debía el rotundo éxito alcanzado. Para las tradicionales fiestas de fin de año, la Aeroposta fijó un precio único de diez centavos, como franqueo de postales sin ensobrar y dirigidas a cualquier parte de la República y países sudamericanos; y de $ 0,35 m/n para las destinadas a Europa, ofrecimiento que tuvo gran aceptación

Desgraciadamente, a los pocos meses, este magnífico record de falta de accidentes fue quebrado por la imprudencia de los pilotos Próspero Palazzo y César Brugo, quienes desoyendo los consejos de permanecer en Trelew, por estar nevando copiosamente en Comodoro Rivadavia, al viajar solos y no tener pasajeros, resolvieron continuar viaje al sud, pereciendo ambos en el accidente que tuvieron en el trayecto.

Recordemos que el invierno del año 1936 fue de mucho frio e intensas nevadas, y que este mal tiempo comenzado en junio persistió durante todo el mes de julio, dejando intransitables los caminos hacia el sud, comentando los vecinos de la zona de Garayalde, que no había caído tanta nieve en el lugar desde hacía 14 años, pero este año, el temporal vino acompañado con fuertes lluvias intermitentes, siendo precisamente la del 23 de junio, la que motivó el trágico accidente al avión LATE 28 de la Aeroposta Argentina S.A., el que era conducido como ya se adelantara por los avezados y conocidos aviadores P. Palazzo y C. Brugo. Al no llegar a C. Rivadavia en el mismo día, casi se tenía la certeza que un fatal accidente les había ocurrido, ello debido al intenso temporal de nieve que azotaba la zona en el momento en que el avión saliera de Trelew a las 12 horas. Pasaron tres días antes que los restos del avión pudieran ser avistados, siendo localizado entre Puerto Visser y Bahía Bustamente, el hallazgo se debió al aviador Sr. Leonardo Selvetti, Director de la Línea Sud de Aeroposta Argentina de S.A., quien en un avión destinado por la Empresa, se unió en su búsqueda a otros tres aviones que se encontraban afectados a la tarea.

Una vez localizado desde el aire, comenzó otra tarea tan ardua como la primera, ya que el lugar del accidente, debido a las condiciones del tiempo y de los caminos, era casi inaccesible, razón por la cual la Empresa Y.P.F. envió el buque cisterna “Aristóbulo del Valle”, con todos los elementos necesarios para llegar hasta el lugar del accidente y socorrer a los aviadores si aún se encontraban con vida, lo que todavía se ignoraba. Por su parte las dependencias policiales de Astra y Camarones enviaron patrullas que desarrollaron una meritoria labor, estando la primera compuesta por el Cabo Pedro Saleski y el Agente Julio César Bartels y la segunda, en la persona del Agente Wenseslao Fernández, quien se unió a la comisión policial del Cabo Carmelo P. Restucia, que saliera de B. Bustamante. Con peligro para su propias vidas, esta última patrulla recién pudo llegar hasta el avión accidentado, al día siguiente, arribando al lugar un par de horas antes que lo hiciera el buque “A. del Valle”, al aclarar el día con las primeras luces del 28 de junio. Allí se encontraron con los cadáveres de los infortunados pilotos, estando P. Palazzo sentado en la cabina y aún empuñando el timón de vuelo, mientras que el cuerpo de su compañero C. Brugo, se hallaba en el suelo a unos 5 metros del avión, presentando ambos, vestigios de quemaduras en diversas partes del cuerpo, calculándose que el incendio que se produjo después de estrellarse contra el suelo, provocando la explosión del tanque de la nafta, fue sofocado en gran parte por la fuerte lluvia que caía en esos instantes, el que ocurrió a las 13,55 horas, por ser ésta la que marcaba el avión, como la que registraba el reloj del infortunado acompañante. Los restos mortales de los accidentados fueron llevados, los de P. Palazzo a Tucumán, mientras que los de C. Brugo, fueron entregados a su padre y hermano, para su inhumación en la Capital Federal.

Párrafos de Matthew Henry Jones

 

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