martes, 15 de octubre de 2024
Antigua panorámica de Trevelin, de espaldas el molino

Se fueron dando cosechas muy buenas a pesar de la falta de arados. Por la falta de estos, se adoptó un método de la falta de arados muy usado por los chilenos, primitivo pero muy eficaz. Primero se buscaba un lugar con abundantes matorrales y arbustos no muy altos, se prendía fuego hasta reducir todo a cenizas, luego se cercaba el perímetro y se sembraba el trigo sobre las cenizas, en seguida se echaba un lote de yeguas ariscas para que pisoteen el trigo y lo compacten con la tierra, con la ayuda de las lluvias, esperábamos que comience a brotar el trigo.

Un estilo similar se usaba para trillar y la cosecha se hacía a mano con la echona, para la trilla se limpiaba el lugar con la pala y si el lugar tenía una loma era mejor, el cerco perimetral debía ser un círculo y se lo llamaba “era”, el diámetro era 20 m. aproximadamente, dentro del circulo se acomodaban las gavillas con las espigas de trigo para arriba y al centro, la noche anterior dejábamos encerradas en el corral varias yeguas, sin agua ni pasto para evitar que bosteen, se largaban dentro de la “era”, la hacíamos girar de derecha a izquierda rápidamente, de esta forma se desprendían los granos de la espiga, sacábamos la paja con la horquilla, y se comenzaba con una nueva era hasta terminar la parva. El grano de trigo, capotillo y demás desprendimientos de la espiga se ponían en una lona y se esperaba que corra algo de viento, con una pala de madera hecha para este trabajo se tiraba paladas de trigo para arriba, y por ser pesado el grano caía sobre la lona y la paja y el capotillo se lo llevaba el viento. Cuando la tarea se estaba por concluir, el trigo iba a bolsones grandes de cuero y antes de molerlo le hacíamos un último repaso con una zaranda manual. En el año 1891 conseguimos la primera cosecha de trigo en la Colonia, los bolsones de cuero eran transportados en vagones hasta el molino y obtuvimos una cosecha de 30 mil kilos de trigo por año.

Año tras año siempre empleábamos el mismo método precario ayudado por las yeguas, a pesar de sacrificado sistema las áreas cultivadas iban aumentando. Comparaba con Egipto, se trillaba de esa manera pero con la ayuda de un buey el cual no tenía descanso en la época de trilla, las yeguas tampoco tenían descanso hasta terminar, las rotábamos de colonos en colonos.

Con este incremento en la producción de trigo, el precario molino era insuficiente y la producción en los años venideros prometía ser mayor.

Fragmento del libro “El Molinero” de Clery Evans

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