En 1898 llevamos con CARODOG JONES, el primer arreo de 150 vacunos para vender en el Valle.
Esto entusiasmó a CARADOG para hacer un arreo posterior y recibió novillos de algunos pobladores para venderlos en el Valle aprovechando la tropa y al regresar les serían pagados.
Una vez en el Valle fue imposible venderlos recorrió uno por uno los posibles compradores, todo el verano deambuló sin concretar la venta, regresó a la colonia con los novillos, que con semejante caminata y escasos de alimento llegaron sumidos y flacos nuevamente a su querencia y fueron entregados a cada propietario sus animales.
Fragmento del libro “El Molinero”, de Clery Evans