Lo que hoy en día es la estancia La Elida, de casi 4 leguas (9.400 hectáreas), en un principio fue poblada por 3 colonos que se establecieron en 1909, uno en 1913 y otro a fines de la década del 10: el ruso alemán Juan Leske, el austríaco José Carlos Frankhausen, el indígena chileno José María del Carmen Kiupan, el chileno José Jaramillo, que se estableció en 1913 y, por último, el alemán Gustavo Moldnhauer.
El ruso Juan Leske tenía 21 años cuando arribó a Valle Huemules. Había pasado gran parte de su juventud trabajando en las estancias que los terratenientes Menéndez Behety poseían en Tierra del Fuego y en el sur del continente Sudamericano. En 1909 introdujo 300 ovejas madres que compró a la empresa ganadera chilena Sociedad Industrial del Aysén. En el extremo de un pequeño y fértil valle que culminaba en una especie de olla circundada por las paredes de una montaña de roca coronada con bosques de ñires, construyó una vivienda con paredes “francesas” (troncos clavados a pique en el suelo y revestidos con barro) y de adobe, además de una letrina y corrales. En 1917 le sumó una casa para peones edificada con madera de lenga, un baño para la hacienda lanar, corrales, mangas, bretes y un puesto que situó al este de su casco. Para 1919 poseía 3.800 lanares, 29 caballos de trabajo, 111 yeguarizos y 20 bueyes de trabajo. En una quinta cultivaba hortalizas, avena y cebada. También plantó árboles frutales: manzanos, perales, membrillos, durazneros y almendros.
El apoderado de Leske en Buenos Aires era el explorador-científico-primer colono de Valle Huemules, Julio Germán Kosłowsky, quien se ocupaba de abonarle el permiso anual de pastaje en las oficinas de la Dirección de Tierras. A su vez, en Chubut, Leske cuidó hasta 1918 la estancia Monte Solo, de su apoderado. Como en 1918 koslowsky elevó una nota a nombre de Leske, en la que se refería en términos injuriosos hacia el español Ramón Lorenzo, el ruso prescindió de la colaboración de Koslowsky.
A partir de 1918, Leske explotó de forma comercial la madera de los bosques que circundaban su campo. Leske formó familia con la argentina Victorina Conti, con quien tuvieron 6 hijos: Irene, Julio, Carlos, Pebel, Kai e Yvone. Irene falleció en la estancia.
En 1909 también se radicó el austríaco José Carlos Frankhausen, a unos 300 metros al oeste de la vivienda de Leske, entre el valle y una pequeña montaña de rocas. Ocupó una legua y construyó una vivienda, un galpón, diversas dependencias, una huerta y corrales. También habilitó un pequeño comercio de ramos generales. A su campo, con forma de herradura, lo delimitó con un alambrado. Para 1919 poseía 250 vacunos, 130 yeguarizos y 40 caballos de trabajo. Frankhausen tuvo un socio llamado Oscar Baldauf, de origen alemán, quien se retiró de la región en 1913; cuando le vendió su ganado y “mejoras” al español Ramón Lorenzo.
Cerca de Frankhausen, a escasos metros del límite con Chile, a fines de la década del `10 se estableció el matrimonio alemán conformado por Gustavo Moldnhauer y María Hohenleitner. María era contadora y había conocido a Moldnhauer tras varios años de sinsabores. Llegó a Argentina traída a principios del siglo XX por un novio que había emigrado varios años antes. Ella se había quedado en Alemania esperando la orden de viajar para contraer matrimonio en el país que los adoptaría. Al desembarcar en Buenos Aires, su novio le transmitió una muy desagradable noticia: se había casado y tenía un hijo, pero de todos modos se ofrecía a alquilarle una habitación y mantenerla. María no aceptó la propuesta y poco después comenzó a trabajar como empleada doméstica en el hogar de una familia alemana. Por entonces conoció a un alemán hijo de un Conde, con el que formó familia y tuvo un hijo. Al comenzar la Primera Guerra Mundial el hijo del conde fue incorporado a filas del ejército alemán, y murió combatiendo. Algún tiempo después conoció a Moldnhauer, con el que se radica en Colonia San Pedro, en Paraguay. No les fue lo bien que esperaban y Moldnhauer regresó a Buenos Aires y desde allí se embarcó con rumbo a la Patagonia. María enfermó de tuberculosis y también regresó a Argentina. Poco después se rencontraron y se dirigieron a Madryn, en Chubut. Allí adquirieron un sulky y dos meses después arribaron a valle Huemules, donde finalmente se radicaron.
Moldnhauer abrió un claro en el bosque y edificó una confortable vivienda de dos pisos con ladrillos cocidos. Allí nacieron los siete hijos del matrimonio: Otto, Gustavo, Rodolfo, María, Lucía, Emilia y Juana. Al contrario de todos los vecinos de la región, Moldnhauer se dedicó a la ganadería. Se autoabastecía sembrando trigo, avena, centeno, varios tipos de cebada, papas, zanahorias, etc. A la cosecha, que le alcanzaba para alimentarlos todo el año, la procesaba en molinos que él mismo fabricaba. Al molino lo hacía funcionar con una noria de fabricación casera que propulsaba con el agua de un arroyo al que le modificó el cauce. Años después cambió la noria por una turbina que él mismo fabricó. Aunque era carpintero de profesión, Moldnhauer era una especie de genio que fabricaba todo tipo de maquinarias: molinos de piedra, cegadoras, trilladoras, turbinas eléctricas, telares, cosechadoras, etc. Es decir, todo aquello que le resultaba indispensable para valerse por sí mismos. Parte de la cosecha después se la cambiaba a Frankhausen por carne. En los alrededores cosechaban frutilla, grosella, corintos, ruibarbo y murtillo, con los que preparaban todo tipo de comidas y postres. Con la frutilla preparaban jugo para gran parte del año, también poseían una vaca lechera.
En 1909, José María del Carmen Kiupan se estableció con su mujer y seis hijos al este del casco de Leske. Vivía en una especie de rancho. Era propietario de 300 lanares, 100 cabras, 50 vacunos, 20 yeguarizos de cría y 10 caballos de trabajo.
El chileno José Jaramillo se estableció en 1913 sobre la falda boscosa del extremo norte del campo de Leske. Construyó una vivienda de dos habitaciones, dos corrales, bretes, cerco para potrero y una huerta. En 1919 poseía 80 vacunos, 15 caballos de trabajo y 55 yeguarizos de cría. En su tierra también pastaban 1.200 ovejas del chileno Nicolás Morales, poblador de la región vecina de Lago Blanco y ganado con marca de Frankhausen y José Torres (colono del valle de Apeleg, fundador de la aldea del mismo nombre).
A excepción de Leske, todos se limitaron a abonar el permiso anual de pastaje para establecer la propiedad de la tierra que ocupaban. En 1915, Leske solicitó que se le otorgara en arrendamiento las 5.000 hectáreas (2 leguas) que ocupaba. Según consta en un expediente de la Dirección de Tierras, el austríaco Frankhausen, para no tener que viajar a Buenos Aires, le otorgó un poder a su vecino Leske para que le solicitara el arrendamiento de su legua. Pero como el pedido de Frankhausen fue rechazado en la Dirección de Tierras porque el poder estaba en blanco, Leske escrituró la legua a su nombre con la promesa de luego transferírsela. A su vez, en 1915, el vecino de origen español Ramón Lorenzo, alambró parte de las tierras que Leske ocupaba desde 1909. Leske elevó varias notas en las que solicitaba que se expulse a sus vecinos porque eran usurpadores.
Finalmente a Leske le concedieron 4.400 hectáreas y a Frankhausen 5.000 hectáreas, lo que incluía las más de 2.000 hectáreas que ocupaba Moldnhauer. Pese a lo que podría presumirse, Moldnhauer jamás tuvo ningún problema con Frankhausen. Los restantes debieron abandonar la tierra que ocupaban. Una vez por año Frankhausen viajaba a Comodoro Rivadavia para vender la zafra anual de lana, viaje que aprovechaba para abonar el impuesto anual de arrendamiento de su campo y el de su amigo Moldnhauer.
El austríaco Frankhausen nunca formó familia, y murió a fines de la década del ’30 sin dejar descendencia. Está enterrado en lo que fue el casco de su estancia. En 1938, por deudas contraídas, a Leske le remataron el campo. Lo adquirieron los españoles Germán Hernando y Ricardo Gil Álvarez. Los nuevos propietarios ocuparon la legua del recientemente fallecido Frankhausen. Gil Álvarez también intentó comprar la tierra de Moldnhauer, para que se retirara, ya que el alemán no poseía documentos que atestiguaran su propiedad. Como Moldnhauer se negó a vender, le comenzaron a aparecer cueros de ovejas y vacunos colgando de los alambrados, por lo que lo acusaron del robo de ganado. Por dicho motivo Moldnhauer fue detenido en varias ocasiones. Finalmente, cansado de ser molestado, en 1942 Moldenahuer cruzó la frontera y se radicó en Chile. En la actualidad, una parte de sus descendientes residen en Chubut, y otra parte en la ciudad chilena. Moldenahuer está enterrado en el cementerio del pueblo chileno El Blanco, situarekeda vivienda de Moldenahuer en Valle Huemules perduró hasta mitad de los años 90 que se derrumbó por falta de mantenimiento.
En 1942 Germán Hernando disolvió la sociedad y desde entonces los Gil Álvarez son los únicos propietarios de La Elida.
Fragmento del libro “El viejo Oeste de la Patagonia”, de Alejandro Aguado.