viernes, 19 de abril de 2024
Cráneo de uno de los diez individuos de hace 7.500 años hallados en la región de Altai

El trasiego de personas a través del mar de Bering, desde el norte de Asia hasta América, es un fenómeno bien establecido y estudiado en la historia de las migraciones humanas. Sin embargo, la composición genética de las poblaciones que vivieron en el norte asiático hace alrededor de 10.000 años es poco conocida, y sigue siendo un misterio debido al limitado número de genomas antiguos de esta región analizados por los científicos.

Ahora, un equipo de investigadores capitaneado por Ke Wang, de la Universidad de Fudan, en China, ha descrito los genomas de diez individuos de hasta 7.500 años de edad, algo que que ayudará a llenar este vacío y que, además, muestra cómo se produjo el ‘flujo de genes’ de personas que se movieron en la dirección opuesta, es decir, desde América del Norte hacia Asia.

El trabajo se acaba de publicar en ‘Current Biology’.

En su análisis, los investigadores revelan la presencia de un grupo previamente no descrito de personas siberianas del Holoceno temprano que vivían en la región neolítica de Altai-Sayan, cerca de donde se unen Rusia, China, Mongolia y Kazajstán. Los datos genéticos indican que todos ellos eran descendientes de personas paleosiberianas y de la antigua Eurasia del Norte.

Una población desconocida
«Describimos una población de cazadores-recolectores de hace 7.500 años previamente desconocida en Altai -explica Cosimo Posth, de la Universidad de Tübingen, en Alemania y autor senior de la investigación-, que es una mezcla entre dos grupos distintos que vivieron en Siberia durante la última Edad de Hielo. El grupo de cazadores-recolectores de Altai contribuyó a muchas poblaciones contemporáneas y posteriores en el norte de Asia, lo que demuestra lo grande que era la movilidad de esas comunidades».

La región de Altai es bien conocida por ser el lugar en el que, hace años, se descubrió un grupo totalmente nuevo de homínidos arcaicos, los denisovanos. Pero Altai también es importante para la historia humana, ya que durante milenios fue un punto obligado de paso en los movimientos de poblaciones entre el norte de Siberia, Asia Central y Asia Oriental. Un auténtico ‘punto de encuentro’ para poblaciones muy diversas de una buena parte del hemisferio norte.

En su artículo, Posth y sus colegas explican que el acervo genético único descubierto por ellos puede representar una fuente óptima para las poblaciones de la antigua Eurasia del Norte que contribuyeron a los grupos de la Edad del Bronce en el norte y el interior de Asia, como los cazadores-recolectores del lago Baikal o los pastores asociados de Okunevo y Tarim. El equipo también descubrió la ascendencia del Antiguo Noreste Asiático, que inicialmente se atribuía a cazadores-recolectores neolíticos del Lejano Oriente ruso y que en realidad procede de otro individuo neolítico de Altai-Sayan.

Los hallazgos revelan también cómo se produjo la propagación de la ascendencia del Antiguo Noreste Asiático hasta unos 1.500 km más al oeste de lo que se había observado anteriormente. En el Lejano Oriente ruso, también identificaron individuos de hace 7.000 años con ascendencia asociada a Jomon, lo que indica vínculos con grupos de cazadores-recolectores del archipiélago japonés.

De América a Asia
Los datos también son consistentes con múltiples fases del flujo de genes desde América del Norte hasta el noreste de Asia durante los últimos 5.000 años, llegando a la península de Kamchatka y Siberia central. Los investigadores señalan que los hallazgos destacan una población en gran medida interconectada en todo el norte de Asia desde principios del Holoceno en adelante.

«El hallazgo que más me sorprendió -asegura Ke Wang- es el de un individuo que data de un período similar al de los otros cazadores-recolectores de Altai, pero con un perfil genético completamente diferente, ya que muestra afinidades con poblaciones ubicadas en el Lejano Oriente ruso. Curiosamente, el individuo de Nizhnetytkesken fue encontrado en una cueva que contenía ricos bienes funerarios, con un traje religioso y objetos interpretados como una posible representación del chamanismo».

Una región multicultural
Para Wang, el hallazgo implica que personas con perfiles y antecedentes muy diferentes vivían en la misma región casi al mismo tiempo. «No está claro -dice el investigador- si el individuo de Nizhnetytkesken vino de lejos o si la población de la que procedía estaba ubicada cerca. Sin embargo, su ajuar funerario parece diferente a otros contextos arqueológicos locales, lo que implica la movilidad de individuos cultural y genéticamente diversos en la región de Altai».

En conjunto, los datoS genéticos de Altai muestran que el norte de Asia albergaba grupos altamente conectados desde hace 10.000 años y a lo largo de grandes distancias geográficas. «Lo cual sugiere -concluye Posth- que las migraciones humanas y las mezclas eran la norma y no la excepción también para las antiguas sociedades de cazadores-recolectores».

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