Mariano Arcioni terminó de convertir al Estado en un órgano que contiene laboralmente a familiares, amigos y militantes políticos. Los recursos de todos los chubutenses se gastan en nuevos cargos y dependencias que no tienen razón de ser, como es el caso, por citar solo un ejemplo, de la recientemente creada DIRECCIÓN DE CAMBIO CLIMÁTICO.
En este apuro por crear espacios donde acomodar políticos y militantes, a algún iluminado del Ministerio de Ambiente se le ocurrió la creación de dos nuevas direcciones (la ya nombrada de Cambio Climático y la de Evaluación Ambiental Estratégica y Ordenamiento Territorial) y el Departamento Mesa de Entrada.
Entre las misiones y funciones, la ambiciosa Dirección de Cambio Climático deberá “elaborar planes de respuesta provincial y mitigación del Cambio climático”, “articular con la Secretaría de Cambio Climático de Nación y la Dirección Nacional de Cambio Climático a fin de encuadrar programas y proyectos provinciales a la estrategia nacional” y “Elaborar y ejecutar una estrategia provincial de cambio climático con la participación de actores públicos, privados y organizaciones de la sociedad civil”.
Un ministerio que no tiene presencia en territorio, que no controla lo que se vuelcan al río, los basurales a cielo abierto, ni a las industrias del petróleo, el aluminio o la pesca. Que ni siquiera pudo dar garantías ambientales en el dragado del río en Puerto Rawson, ahora crea dirección y cargos para luchar contra el cambio climático.
A poco más de 4 meses de finalizar la gestión y con un estado totalmente deficitario, el gobernador Mariano Arcioni y sus funcionarios continúan ampliando las estructuras del Estado para dar ingreso a nuevo personal que, seguramente, no hará más que engrosar el pasivo de las cuentas provinciales.