jueves, 18 de abril de 2024
El Príncipe alemán Heinrich XIII, uno de los detenidos por la conspiración para dar un golpe de Estado

El príncipe Heinrich XIII Reuss es un anciano “parcialmente confuso” sujeto a “ideas erróneas sobre teorías conspirativas”, según su familia. Y, desde este miércoles, el aristócrata, de 71 años, es para la Fiscalía Federal alemana el cabecilla de una organización terrorista de extrema derecha que planificaba atentar contra el Estado e implantar, bajo su dirección, una Alemania imperial.

Henrich XIII, de 71 años, es un personaje prácticamente desconocido para la opinión pública, aunque las autoridades de Interior le siguen los pasos por su papel en los círculos de la ultraderecha desde hace años. En agosto de 2021 fue calificado de “peligroso”. Su poder radicaba en su verborrea, su cuna, sus contactos y en su dinero. En su página web, el príncipe se adorna con el escudo de armas de la familia: en él se ven varios animales rodeados por una cortina que parece un abrigo real de piel de armiño. Debajo dice “Construyo sobre Dios”.

La página web del príncipe, por lo demás casi vacía, está subrayada con un mapa del mundo, encima del cual está escrito en mayúsculas “Büro Prinz Reuß”. Según su propia información, el sitio web existe para “coordinar intereses empresariales”. Sólo hay un formulario de contacto y un pie de imprenta. La policía registró el miércoles por la mañana el piso situado detrás de la dirección allí indicada, en el Nordend de Fráncfort. Pero Heinrich XIII Prince Reuss, detenido como sospechoso de terrorismo, aparentemente no vivía en esta dirección. Al menos, las imágenes muestran cómo se lo llevan de un piso en Rossertstraße, no lejos del Palmengarten, en el distrito de Westend, poco después de las 10 de la mañana. Lleva pantalones ocres, chaqueta amarillo claro, máscara FFP2 y esposas.

Empresario inmobiliario, el príncipe es vástago de la Casa Principesca de Reuss. Estos nobles, originarios del actual estado federado de Turingia están emparentados con la familia del último zar ruso, los Romanov, de ahí que Heinrich XIII llamara a la puerta de Rusia en busca de apoyo. Según la Fiscalía Federal, ese contacto se produjo, pero las autoridades rusas hicieron oídos sordos.

La intermediaria, supuestamente, fue la compañera del príncipe, una ciudadana rusa identificada como Vitalia B y detenida también en la redada. El informe del fiscal general federal sobre B. afirma que es “fuertemente sospechosa de haber apoyado a la asociación, en particular ayudando al acusado Heinrich XIII establecer contactos con representantes de la Federación Rusa”. Sin embargo, según la Fiscalía Federal, no había indicios de que los intentos de ponerse en contacto con Rusia hubieran tenido éxito.

ARISTÓCRATA EXCÉNTRICO
Heinrich III siempre fue algo excéntrico. Rompió hace 15 años el contacto con la familia por una ideología Reichsbürger, según la cual Alemania sigue siendo gobernada por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. No sería, pues, soberana lo fue el imperio alemán de 1871 al integrarse Prusia, Baviera y Sajonia y que él pretendía resucitar con un número indeterminado de seguidores dispuestos incluso a hacer uso de la violencia. La policía sigue registrando las propiedades del príncipe en busca de alijos de armas, especialmente un castillo con un pabellón de caza bautizado con el nombre de Waidmannsheil en Turingia. Casualmente, Turingia es el bastión del ala más radical de la populista Alternativa para Alemania (AfD). Una ex diputada de esa formación, la jueza Birgit Malsack-Winkemann, también ha sido arrestada.

Hace más de un año, un anuncio público en Saaldorf, no lejos del pabellón de caza llamó la atención. En el mismo, la “comisión electoral del (inexistente) estado de Reuß” anunció la “apertura de listas electorales”. Los “con derecho a voto” debían inscribirse allí y presentarse como “electores”. El anuncio estaba decorado con el escudo de armas de los principados de Reuss.

Una de las pocas imágenes que se tienen del príncipe se captaron el pasado año en la ciudad balneario de Bad Lobenstein, en Turingia. El motivo fue el propinazo que el alcalde de la ciudad, el independiente, Thomas Weigelt, atizó a un reportero del Ostthüringer Zeitung, por fotografiarle junto a un ilustre caballero de chaqueta amarillo mostaza y pelo canoso peinado hacia atrás. Probablemente, el regidor prefirió que no se documentara lsu aparente cercanía con el dueño de Waidmannsheil.

En las redes sociales hay algunos vídeos de conferencias del respetablemente vestido y pasablemente angloparlante Heinrich XIII. Desde la unificación en 1990, ha luchado en los procedimientos de restitución de los bienes de la monarquía, la mayoría sin éxito. En sus conferencias no omite ningún relato conspirativo: El Reich alemán sigue existiendo, la República Federal no es soberana, la Ley Fundamental sólo define cosas, no personas. La separación de poderes es una ilusión. La Primera Guerra Mundial fue provocada por los masones y financiada por el capital internacional, con el objetivo de “avanzar en la expansión de la población judía”.

El discurso es fértil en el espectro de la extrema derecha y es por esa razón por la que en algunos grupos de los muy heterogéneos Ciudadanos del Reich se le considere el futuro jefe de Estado. Heinrich XIII es también una figura popular en la escena de la ideología conspirativa internacional desde su participación en el Worldwebforum de Zúrich en 2019. Su polémica intervención sigue disponible en YouTube.

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