viernes, 17 de enero de 2025

Uno de los más tenaces promotores de la construcción del ferrocarril en nuestra provincia fue el ingeniero Eduardo Jones Williams.

El Ferrocarril Central de Chubut fue el primer ferrocarril construido en el territorio de la actual provincia. Su finalidad fue la de llevar los productos del valle inferior del Rio Chubut a los grandes centros consumidores y a la vez, abastecer a los pobladores del valle con mercaderías necesarias.

Fue inaugurado en 1889, políticas poco felices determinaron su defunción en 1961, una decisión lamentable que aun hoy es recordada con bronca por los antiguos pobladores que un día vieron llegar esperanzados “el trencito”.

Lo cierto es que el servicio ferroviario contribuyo decididamente al crecimiento de las ciudades del valle.

HACE MAS DE UN SIGLO

Algunos autores indican que le proyecto de instalar el ferrocarril en nuestro territorio había germinado en la iniciativa privada local, lo que fue capitalizado por grupos inversores británicos con intereses en compañía de tierras en Argentina.

Las tres personas elegidas para materializar la obra fueron Luis Jones, que expuso y solicito la autorización al gobierno Argentino, Tomas Davies y Eduardo Williams. Se gestionó también ante el gobierno nacional y se obtuvo, la donación de los campos aledaños al tendido, los cuales se venderían para obtener los fondos necesarios para realizar la obra.

LA IDEA ERA UNIR AL ATLANTICO CON EL PACIFICO

A.P Bell fue el director de la empresa ferroviaria, su sueño era unir con las vías el Océano Atlántico con el Pacifico. El 20 de octubre de 1884 se sanciono la Ley número 1539 que acordó la concesión para construir y explotar el ferrocarril entre el pueblo de Chubut y el puerto de Bahía Nueva y de un muelle para carga y descarga en este último lugar.

En julio de 1886 llego el vapor Vesta trayendo el material para la construcción del ferrocarril,  a un contingente de 462 inmigrantes integrado por 82 trabajadores con sus familias y 162 trabajadores solteros para el trazado de la línea.

Una vez iniciadas la obras, los trabajos avanzaron al principio en forma bastante sostenida, pero poco después, la falta de agua potable que solo se extraía del Rio Chubut, comenzó a afectar el desarrollo de las mismas ya que habla que trasladarla desde la colonia haciendo difícil la subsistencia en ciertos parajes. A ello se sumó el descontento de los trabajadores que se habían enterado de que no se entregarían las tierras al finalizar la obra tal como se les había prometido y paralizaron los trabajos.

Esa fue la primera huelga de la Patagonia (según Barba Ruiz 1991) y que obligo incluso a la gobernación de Chubut a intervenir, iniciando un sumario a la compañía del ferrocarril.

LOS ITALIANOS TERMINARON LAS OBRAS

A la empresa Jhon Best Hermanos se le encomendó la contratación de 40 trabajadores para poder continuar con la colocación de las vías y dar fin a la obra del ferrocarril, con la condición expresa de que los nuevos contratados no fueran galeses.

Se envió entonces un contingente de italianos que arribo a Chubut en 1887 y a fin de ese año el ferrocarril se terminó de construir, pero no se inauguró oficialmente hasta 1889.

En 1909 el ramal llego a Gaiman y en 1915 hasta Dolavon.

PUNTA DE RIELES  

La ciudad de Trelew fue el lugar elegido para punta de rieles y galpones de depósitos para materiales y viveres, casillas para viviendas y oficinas, ubicadas en hileras para atender a los obreros.

La vecina ciudad de Trelew, como punta de rieles, tuvo gracias a ello un rápido crecimiento, tan es así que en 1888. La Compañía Mercantil del Chubut traslado allí su casa matriz.

Un plano de 1880 muestra que la planta urbana de Trelew tenía diez manzanas y su centro era la estación de ferrocarril, con una población estimada en unos 80 habitantes.

Al levantarse el ferrocarril, el crecimiento de esta y otras ciudades del valle fue disminuyendo, y la vida en las pequeñas estaciones del interior quedo detenida en el tiempo.

Muchas familias que vivían y habían prosperado gracias a la labor ferroviaria quedaron privadas de sus recursos al quedar sus jefes sin trabajo.

La antigua estación de Trelew hoy es la sede del Museo Regional del Pueblo de Luis.

UNA MUERTE QUE NADIE DESEABA  

La desaparición del ferrocarril en la década del 60, constituyo una suerte de cirugía que produjo un dolor tardío, cuando los vasos comunicantes que las vías significaron, sumieron a las ciudades y pueblos del valle en un aislamiento que nadie hubiera deseado.

Es que el ferrocarril en cualquier lugar del mundo es generador de vida y progreso, por eso cuesta mucho entender cuando alguien esgrime un argumento tan inconsistente como aquel que quiere hacernos creer que fue el progreso  -justamente-que se llevó el ferrocarril.

Hoy, después de varias décadas nuestros políticos vuelven a resucitar el sueño del ferrocarril y se llenan la boca hablando de un proyecto faraónico en el que pretenden unir con “El Transpatagonico” desde Choele Choel hasta Tierra del Fuego. Pero ahora, en caso de ser posible, habría que empezar desde cero porque todo lo realizado con tanto esfuerzo hace más de un siglo gracias al desatino de decisiones políticas tomadas valla a saber con qué intereses, TODO, TODO se ha perdido irremediablemente.

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