Desde sus inicios con Belgrano hasta su versión actual, repasamos la historia y evolución de nuestro emblema nacional en esta fecha patria.
La Bandera Argentina, tal como la conocemos hoy en día, con sus dos franjas celestes, la blanca en el medio y el sol en el centro del paño, es la versión definitiva y consolidada que nos identifica como nación. Aunque, alcanzar una bandera unificada no fue un camino fácil.
A lo largo de diferentes períodos históricos, la bandera adquirió distintos diseños y colores.
Todo comenzó en 1812, cuando el general Manuel Belgrano, considerado el creador de la bandera, izó por primera vez un estandarte en Rosario (Santa Fe). Esta bandera, confeccionada con los colores de la escarapela, se levantó como un símbolo para distinguir a las tropas patriotas y levantar su moral en el combate.
Sin embargo, el Triunvirato reprendió a Belgrano, ya que consideraban que tener una bandera implicaba una declaración de independencia prematura.
A pesar de las reprimendas, Belgrano continuó utilizando la bandera en diferentes batallas y entregó una versión a San Martín cuando asumió el mando del Ejército para cruzar los Andes. Esta bandera, conocida como “Bandera de la Patria”, comenzó a ganar reconocimiento y se la vio en varios eventos importantes en diferentes regiones del país.
Vale decir que con motivo de la Semana de Mayo y el Cabildo que formó el llamado “primer gobierno patrio”, hubo facciones que prefirieron mantener el vínculo original con España, reino del que formaba parte.
Eso conforma una de las teorías históricas, llamadas “la máscara de Fernando VII”, y se mantuvo en muchos estandartes la bandera vigente: la de España.
Fue en 1816, durante el Congreso de Tucumán, que se institucionalizó la bandera con las dos franjas celestes y una blanca en el medio. Originalmente, se la denominó “bandera menor” y se utilizaba exclusivamente en ejércitos, buques y fortalezas.
Sin embargo, poco después, a pedido del director supremo Juan Martín Pueyrredón, se designó como la bandera oficial de la nación. Se estableció que la franja del medio debía tener el doble de tamaño para permitir la representación de un sol en caso de guerra.
Durante el período de la Liga Federal o Unión de Pueblos Libres, liderado por José Gervasio Artigas, se utilizaron diferentes versiones de la bandera. Una de las más conocidas es aquella en la que una franja roja cruza diagonalmente el diseño celeste y blanco, simbolizando la sangre derramada en defensa de la autonomía de los pueblos.
Durante el liderazgo de Juan Manuel de Rosas en la Confederación Argentina (1835-1852), la bandera también presentó modificaciones. En su primer mandato, Rosas reemplazó el azul celeste por un tono más profundo, asociado con los federales. Durante su segundo mandato, se agregaron cuatro gorros frigios en los vértices de la bandera, que eran símbolos distintivos de la Federación.
Fue en 1853, durante el Congreso Constituyente, que se estableció el diseño actual de la Bandera Nacional Argentina. Se retomaron los colores celeste y blanco, y se mantuvo el sol en la franja media. Se modificaron las proporciones, estableciendo que la franja blanca debía tener el mismo ancho que las celestes.
En 1938, se consagró oficialmente el 20 de junio como el Día de la Bandera en honor al General Manuel Belgrano, quien fue el creador de la insignia patria y pasó a la inmortalidad en esa fecha en 1820.
Desde entonces, la bandera ha sido utilizada en diferentes ámbitos y ocasiones. La Ley 23.208 de 1985 estableció que la Bandera Oficial de la Nación puede ser utilizada por el Gobierno Nacional, los gobiernos provinciales, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las municipalidades y comunas, las reparticiones oficiales, los particulares y las instituciones civiles.
Con motivo de las celebraciones del bicentenario de la Revolución de Mayo, el Decreto 1650/2010 fijó sus medidas, características de la tela, colores y accesorios, vale decir: los parámetros a los que debe adecuarse todo ejemplar de uso oficial.
Por Sofía Serelli para Los Andes