miércoles, 5 de febrero de 2025

La renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía provocó una inmediata escalada en el precio del dólar paralelo que llegó a superar los 280 pesos y con la asunción de Silvina Batakis ronda hoy los 250 pesos.

Como es sabido, en nuestro país cada salto del dólar impacta directamente sobre los precios los productos de consumo y elevan la inflación, que en los primeros 26 meses del gobierno de Alberto Fernández fue del 123 por ciento.

El problema de la inflación no es nuevo en Argentina, durante los últimos 100 años la tasa promedio del país fue de 105% anual, con un máximo histórico de 3079% en 1989, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

Desde la década del cuarenta hasta la muerte de Perón

Desde el primer dato oficial de precios al consumidor en enero de 1943 hasta la muerte de Perón, en julio de 1974, fueron 14 los presidentes argentinos (constitucionales y de facto). La mayor variación interanual de precios durante este período se registró a mediados de 1959 bajo la presidencia de Arturo Frondizi, con una tasa de inflación que superó el 113%. Sin embargo, el presidente que experimentó una mayor tasa de inflación promedio durante su período de gobierno fue el presidente de facto Alejandro Lanusse, con un 63,4% de inflación anualizada en sus poco más de dos años en el poder, de acuerdo al relevamiento de la CAC.

En el extremo opuesto se ubica Héctor José Cámpora, con una inflación anualizada de  -30,1%, ya que durante su único mes de gobierno la variación de precios fue de -2,9%. Pero Cámpora ejerció la presidencia desde el 25 de mayo hasta el 13 de julio de 1973, por lo tanto, el estudio solo contabilizó la inflación del mes de junio de 1973.

Los setenta y los ochenta: de la alta inflación a la hiperinflación

“En los años siguientes a la muerte de Perón, en 1974, comenzó una etapa de profunda inestabilidad económica y social para la Argentina, en un contexto de crisis de la deuda latinoamericana”, destacó la CAC para presentar los datos de las décadas del ’70 al ’80.

Desde 1970 a 1975 el promedio anual fue del 38,3%, debiendo destacar que el lustro mencionado gobernaron los militares y su récord fue el año 1975 con el famoso Rodrigazo. Desde 1976 a 1979 el promedio anual saltó a la importante cifra del 227%, período gobernado por la dictadura militar y con Martínez de Hoz como ministro de Economía, que aplicando las recetas liberales como la tablita que produjo un fenomenal aumento de las importaciones y ayudado por la nueva ley de entidades financieras que le dejaba al BCRA la única función de “preservar el valor de la moneda”, debieran haber ayudado a contener el aumento de los precios, sin embargo logró los mayores índices de la historia económica argentina, hasta ese momento.

En la década del 80 el promedio anual fue del 565%, donde gobernaron la dictadura militar, el radicalismo durante casi 6 años y el comienzo del menemismo.

Queremos detenernos en esta década por su proximidad y por ser la década del mayor promedio anual de inflación de la historia argentina, decenio en la cual la mayoría de los años tuvieron tasas de tres dígitos (más del 100%) excepto el año 1986, luego de implementado el Plan Austral donde la tasa fue del 90%.

El año 1983, cuando finaliza el gobierno militar y Raúl Alfonsín asume la presidencia, la tasa de inflación ascendió al 300% anual, los años siguientes 1984 y 1985 con el mismo gobierno la tasa de inflación anual ascendió al 600% cada año, luego el ya mencionado 1986 con el 90%, posteriormente en 1987 y 1988 volvimos a las andadas, a pesar de los planes Primavera I y II de José Luis Machinea con tasas del 300% anual. Pero nos estábamos preparando para lo peor que era la hiperinflación, que anticipó la retirada del presidente Alfonsín y que significó en julio de 1989 (asunción de Carlos Menem) una tasa en este caso mensual del orden del 200%, lo que valió que en todo el año 1989 la tasa de inflación fuera del 3079%.

Para ser gráficos, un producto determinado que el primero de enero de 1989 costaba $ 1 a fines de año pasó a costar aproximadamente $ 30. La pérdida de valor de la moneda fue tan importante que durante este período se realizaron dos cambios de símbolo monetario: en el año 1983 se reemplazó el peso Ley por el peso argentino, que en 1985 fue sustituido por el austral.

El presidente que registró una mayor inflación anualizada durante el período fue Reynaldo Bignone con un 401,7%.

La convertibilidad y la posconvertibilidad

A partir de la Ley de Convertibilidad del año 1991 —que fijó la paridad del austral con el dólar y luego con el peso— comenzó en la Argentina un período de “drástica reducción de la inflación y posterior estabilización del nivel de precios, incluso con años de deflación”, resumió el informe.

Sin embargo, la inflación promedio durante la presidencia de Carlos Menem fue significativamente elevada (69,7% anual), como consecuencia de la variación de precios registrada durante los primeros años de su gobierno. Con todo, el informe advierte que la inflación fue alta en su primer mandato (147,5% anual) y nula en el segundo (0% anual).

La recesión de finales de los años noventa se tradujo también en un período de deflación: durante los dos años de la presidencia de Fernando de la Rúa la variación de precios fue negativa, con una tasa anualizada de -1,1%. La devaluación de 2002 impactó en el nivel de precios durante la presidencia de Eduardo Duhalde que tuvo una inflación anualizada de 40.9%.

“Tras un período de estabilidad de precios, la inflación volvió a ser un tema de preocupación nacional desde 2007, cuando la tasa anual superó el 20%. Estos niveles de inflación —no reflejados en los indicadores oficiales de precios— caracterizaron a la mayor parte de los años de gobierno de Cristina Kirchner.

Para elaborar su estadística de inflación, la CAC tomó datos de inflación alternativos a los del Indec, elaborados por Graciela Bevacqua, que fue directora del IPC del organismo hasta 2006.

La administración de Mauricio Macri, enfrentada a los efectos inflacionarios de la unificación cambiaria y la actualización de las tarifas de los servicios públicos, que habían estado virtualmente congeladas durante más de una década, encaminó un alza que no se pudo revertir hasta el día de hoy.

 

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