Ahí están, cinco días en el pueblo, después de los dieciocho que pasan en los pozos de petróleo. Cinco días de alcohol y mujeres. En los dos primeros años de la presencia de los yanquis en la ciudad, la Municipalidad autoriza habilitaciones de veinte night club, desde el Mouline Rouge al South Land y el American Bar tiene su mejor temporada; En la ciudad se comentaba: “Los yanquis han traído a Comodoro Rivadavia la prostitución, la droga, el desprecio al dinero, la borrachería, he visto yanqui prender toscano con 100 dólares; por ellos vinieron muchos prostíbulos y cabarets”.
La calle San Martín se llena de carteles luminosos, los coches estacionan en doble fila. Desde la confitería del Gran Hotel, el salón de Gimnasia y El Águila la música salta a la vereda con la voz de Elvis Presley, Billy Halley, Nelson Ridle… los músicos locales se animan y forman conjuntos. Los Cometas se encargan de poner en el aire los acordes de jazz, Da Silva, Torrecillas, Manipa, Iglesias y Gabino, con guitarra eléctrica, bajo, batería…; un grupo de estudiantes de 5º año del colegio Perito Moreno forma Los Black Stars. Se pintan la cara con betún negro, no está bien que salgan de noche y anden en los bares haciendo música para los yanquis, por eso lo hacen “a escondidas de sus padres, visten pantalón crema, corbata y saco rojo, zapatos marrones, camisa blanca, sombrero de paja. El conjunto se forma con piano, contrabajo, batería, guitarra y ocasionalmente un acordeón”.
Hay mucho movimiento y demasiados hombres. “Venían a probar suerte mujeres hermosas. Algunas, más tarde, habrían de afincarse en la zona, se casarían con algún enamorado próspero, formarían una familia hasta, en la actualidad, convertirse en abuelas respetables”
Fragmento del libro “Crónicas del Centenario” editado por Diario Crónica en 2001