domingo, 15 de septiembre de 2024

 

Hace más de una semana que el tema más importante de la argentina es el aumento de las cuotas de la medicina prepaga, con presencia casi exclusiva en la mayor parte de los medios de comunicación, repercusiones en redes sociales, etc.

Sin embargo, utilizando este nuevo idioma mileista me pregunto quiénes son los que no la ven en la argentina detrás de este aparente problema gravísimo que afecta la salud de todos los argentinos.

Si el problema es la cartelización de las empresas de medicina prepaga, me encantaría recordar como bien lo señala Juan Carlos de Pablo en un editorial de La Nación del 17 de abril, que YPF, Shell y Exxon vienen haciendo lo mismo que las prepagas, ¿acaso no hay cartelización? Idéntica actitud vienen realizando con el pan lactal, dos empresas cartelizadas desde hace años y ni que hablar los hipermercados, etc. Si bien ya realicé alguna consideración en torno al tema en otros editoriales, creo que el problema serio del gobierno es no advertir “que la argentina está cartelizada”. O acaso no sucede lo mismo en el sindicalismo, donde tres o cuatro manejan todo. O hasta incluso en la política. Ni que hablar de los empresarios de cualquier rubro o actividad. Es cierto que las prepagas afectan un tema tan caro como la salud. Sin embargo, ¿para quienes y en qué medida? Veamos a qué quiero llegar.

Comencemos diciendo que el sistema de salud en la república argentina se compone de tres subsistemas: El más importante es el subsistema público. Le sigue el subsistema de las obras sociales y por último y en forma residual está el subsistema privado.

Los tres subsistemas funcionan en nuestro país absolutamente desarticulados, en forma fragmentada y absolutamente sobrepasado por el enorme deterioro social y desfinanciamiento de los últimos años.

De todos esos subsistemas el más importante por lejos es el “sistema público” que es el único que brinda servicios de salud en forma gratuita a través de su red de hospitales públicos y centros de salud en todo el país y a toda la población sin distinción. En rigor es el único que cumple con la manda de nuestra constitución nacional en materia de seguridad social. Le siguen el subsistema de obras sociales que se brinda a través de más de 290 obras sociales sindicales y unas pocas de personal de dirección junto a las obras sociales provinciales. Estas brindan cobertura a los trabajadores en relación de dependencia registrados y monotributistas. Por último, en forma residual se encuentra el subsistema privado de salud.

Para que se entienda lo que quiero decir, según el último censo, de los 46,2 millones de habitantes, 16.317.432 habitantes solo cuentan con el sistema público de salud y 27.787.124 millones de habitantes son atendidos por obras sociales o empresas de medicina prepaga.

Muy por el contrario de lo que podríamos suponer, la medicina prepaga solo atiende a 6,3 millones de los 27, 7 millones de personas que asisten las obras sociales. Sin embargo, el 62% del universo que atiende la medicina prepaga, accede a ellas a través de una obra social sindical donde deriva sus aportes.

En conclusión, de los 46,2 millones de habitantes solo 2,4 millones d personas pagan en forma directa una cuota mensual por la medicina prepaga que reciben. Incluso ese dato es mentiroso, dado que de ese universo más del 30% acceden a una empresa de medicina prepaga con un plan corporativo que muchas veces afrontan las empresas para que trabajen, quedando solo un 70% de los 2,4 millones que pagan una cuota pura por su salud.

Si a esta altura, nadie se dio cuenta a donde quiero llegar, bastaría agregar que el 32,5 % de los trabajadores en relación de dependencia registrados, viven en hogares por debajo de la línea de pobreza. Uno de cada tres trabajadores es pobre. Esa cifra era apenas el 11% en 2012 y trepó al 32,5% a fines del 2023 y seguramente es muchísimo mayor según el aumento de 3,2 millones de pobres en el último trimestre de este año. Para visualizarlo en cifras, sobre 20 millones de trabajadores formales, más de 6,5 millones de trabajadores viven en la pobreza pese a tener trabajo formal.

Con este panorama, volvamos a la preocupación inicial. Pareciera que la argentina se desgarra y el gobierno ejemplifica con un grupo de empresas que están cartelizadas sin ninguna duda, pero que solo representan un problema para el acceso a la salud del 70% de 2,4 millones de personas que además coinciden con el decil más rico de la república argentina.

El día 18 de abril se produjo una movilización y denuncia del Hospital de clínicas, donde su presupuesto se agota en un par de meses y a diario observamos un sistema público de salud que cruje por todos lados y un sistema de obras sociales que solo funciona a fuerza de recursos de amparo para las prestaciones importante y turnos eternos para las prestaciones de salud cotidianas.

Alguien del gobierno leyó la constitución o tiene idea de lo que significa salud integral y gratuita para todos los habitantes de la república argentina.

Sin duda nadie lo leyó porque como le gusta al gobierno ninguno de ellos lo vio.

Por: Sergio Mammarelli, para infosurenlinea.com.ar. El autor es Abogado laboralista, especialista en negociación colectiva. Ex Titular de la Catedra de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Nacional de la Patagonia. Autor de varios libros y Publicaciones. Ex Ministro Coordinador de la Provincia del Chubut.
Magister en gerencia y administración de sistemas y servicios de salud de la Universidad Favaloro.

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