lunes, 7 de octubre de 2024

Por Sergio Mammarelli para La Voz de Chubut

Ya comentamos en una anterior editorial, que el Gobierno nacional avanzó desde comienzo de año, en la quita de subsidios a las tarifas de luz y gas de los hogares de ingresos altos, medios y bajos, por lo que todos abonaremos una boleta más cara.

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¿Cuándo terminará esta sangría? Según Milei, cuando cada uno de nosotros pague lo que vale el servicio, ni un peso más, pero tampoco ni un peso menos. ¿Y los que no puedan? Para ello, se comenzó a edificar una nueva política de subsidios al consumo fundamentalmente de ingresos bajos, liberando las tarifas de los ingresos medios, altos, los comerciales e industriales, lo que quiere decir que muy pocos serán los favorecidos por una política de subsidios en la nueva argentina.

La noticia, aunque me afecte como a todos nosotros, nadie puede verse sorprendido.  Es más, al mes de diciembre de 2023 no existía argentino que no perciba algún subsidio. Hasta el más rico de nuestro país, pagaba la nafta, la luz, el gas, pasajes aéreos, peajes y hasta productos de consumo en forma subsidiada. Y además, compraba todo lo importado con un dólar también subsidiado e irreal.

¿Por qué la argentina inauguró hace tanto tiempo esta fiesta imparable? Podemos distinguir al menos cuatro causas más importantes. Básicamente dos razones: ideológica; la segunda, un mecanismo político que hace que la reversión tenga un alto costo en término de votos. – Los subsidios por ideología arrancaron con las reacciones contra el capital extranjero (la nacionalización de las empresas de servicios públicos en 1945) y contra las empresas privatizadas a comienzos de los años 90. La segunda causa, se produjo  luego de que aparecieron, puesto que una vez establecidos crecen y aparece el temor de la salida por el costo en términos de votos. Los usuarios constituyen grupos de presión importantes por su poder de movilización, organización de huelgas y piquetes y otras formas de protesta. Las reacciones a los ajustes a partir de 2016 son un ejemplo de las tensiones que se generan y los actores que participan en el juego. Es más, muchos creen que Macri perdió con Alberto Fernández precisamente por la quita de subsidios a los servicios públicos. La experiencia argentina revela algunos hechos importantes.  Uno es que una vez establecido un subsidio es difícil la salida por la irreversibilidad de las políticas públicas, que en este caso se ha denominado la “trampa ideológica-política” de los subsidios.

Dicho esto, abandonar una política de subsidios generalizada, lejos de perjudicar a los usuarios nos permitirá una mejor asignación de los servicios.  Cuando se sinceran los precios se produce una mejor asignación de recursos. Yo crecí y me eduqué en un hogar, donde había frases de mis padres que se repetían varias veces al día con muy diferentes tonos de voz: “Apagá la luz, si no la utilizas….” “Vos pensás que somos ricos….” “Cerra la canilla….” “Apaga el televisor que nadie está viendo nada…” “Córtala con el teléfono, que es medido…” etc. La explicación de las frases, muchas veces a los gritos era simple: En todos los hogares, por lo menos el 20% del ingreso familiar, era destinado exclusivamente al pago de esos servicios esenciales: luz, gas natural, teléfono, agua corriente, etc (y ojo, no existía el aire acondicionado en la mayor parte de los hogares). Hoy habría que agregar, telefonía celular e internet. Un buen ejercicio de memoria es que cada uno sume el ingreso de toda la familia y haga los números de ese 20%. Más de uno se sorprendería.

Sin embargo, lo peor de la política de subsidios, no es el despilfarro que cada uno hizo y hace de los servicios públicos, sino que sin darnos cuenta dimos la excusa para que otros lo hicieran peor con ineficiencia, corrupción, mintiéndole a la sociedad y fundamentalmente quedándose con nuestra plata. Si, con nuestra plata que pagamos de tarifa durante más de 30 años.

Si los subsidios hicieron de nosotros unos “derrochones de servicios públicos” (luz, agua, gas, etc), lo peor es que fundamos una verdadera casta en la terminología de Milei. Veamos por qué.?

Porque como los subsidios los pagaba el estado nacional, provincial o municipal, las cooperativas en vez de pagar la energía que compraban, se la gastaron, robaron o mínimamente administraron en forma ineficiente.

Porque como los subsidios los pagaba el estado nacional, provincial o municipal, incorporaron empleados en forma indiscriminada, ineficiente y sin ningún tipo de lógica para empresas modernas y bien administradas.

Porque como los subsidios los pagaba el estado nacional, provincial o municipal, fijaron salarios que ni siquiera el petróleo pagaría en nuestra provincia.

Porque como los subsidios los pagaba el estado nacional, provincial o municipal, arrastraron una deuda multimillonaria de las cooperativas de servicios públicos que hoy asciende a más de $55 mil millones a Cammesa. En el caso de la provincia, esa deuda es de $ 12 mil millones a lo que se agrega una deuda multimillonaria a YPF por el gasoil de las usinas del interior de la provincia.

Cuantos años hace, si recorremos los diarios, que toda la sociedad viene cuestionando a las Cooperativas de Servicios Públicos en la Provincia de Chubut.

Creo que el sinceramiento que propone Milei con las tarifas y el fin de los subsidios en Chubut significará enjuiciar a todo el sistema Cooperativo en sí mismo  y la complicidad de los poderes públicos, como primeros responsables de los servicios públicos.

Este enjuiciamiento, hasta desemboque hacia otro modelo distinto del Cooperativo. Sin embargo el problema es ¿Cuál es el modelo superador que el Estado, a través de los gobernantes actuales plantea? Cuáles son las características  de ese nuevo modelo que garantice mayor calidad de servicios? ¿Quiénes son los diseñadores de ese nuevo modelo y cuáles son sus antecedentes? ¿Cuáles son los conocimientos y experiencia que les otorgue autoridad intelectual y política para reemplazar más de  50 años de historia de sistemas cooperativos en la Provincia?

No olvidemos que aquellos que deben pensar el nuevo modelo son los responsables de haber aceptado la “formalidad” institucional, por la cual punteros políticos sin conocimientos ni instrucción, en algunos casos, han conducido (o intentado) conducir las Cooperativas de servicios públicos, luego de procesos eleccionarios de indudable legalidad pero de dudosa representatividad. La Provincia del Chubut es la única Provincia que ha mantenido durante décadas un sistema de Cooperativas como prestadora de los servicios, que si bien debemos reconocer detentan  los mejores indicadores de prestación en cobertura de habitantes, nos lleva hoy a una quiebra económica del sistema.

Las dudas e interrogantes son muchos. ¿Cuál será el extraordinario sistema de prestación que reemplace a nuestras cooperativas? Acaso será el estado, que todo lo hace mal y caro. ¿Quiénes conducirán la transición?  ¿Cuál es la calidad de los servicios que nos proponen?

Resulta imprescindible dar el debate y las discusiones necesarias para tales objetivos. Pero de algo debemos estar seguros. La fiesta se acabó y todos nosotros no tenemos porque pagarla.

*El autor es Abogado laboralista, especialista en negociación colectiva. Ex Titular de la Catedra de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Nacional de la Patagonia. Autor de varios libros y Publicaciones. Ex Ministro Coordinador de la Provincia del Chubut.
Magister en gerencia y administración de sistemas y servicios de salud de la Universidad Favaloro.

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