Un escándalo sacudió a la la Escuela 201, del barrio Los Aromos de Trelew, cuando se llevaron detenida a una maestra de segundo grado acusada de abuso sexual contra alumnos.
Esta semana los niños y las niñas volvieron a las aulas después de las vacaciones de invierno. Las madres no quieren dejar a sus hijos solos en la escuela y pidieron estar con ellos.
La Justicia, en estos días, tomará declaración en Cámara Gesell a los tres menores de 7 años, que denunciaron que fueron víctimas de abuso.
La Voz de Chubut reconstruye este complejo entramado que involucra a una maestra que nadie se imaginaba y a un grupo de padres y madres que no confían en nadie.
LA DETENCIÓN INESPERADA
El jueves 11 de julio, la Policía se llevó detenida a una docente de 2° Grado de la Escuela 201 del barrio Los Aromos de Trelew, acusada de abusar de dos alumnos.
El mismo día, por la tarde, realizaron una serie de allanamientos en varios domicilios de los que se llevaron notebooks, pendrives, una Tablet y el celular.
La foto de un libro de Felipe Pigna, “Los Mitos de la Historia Argentina”, en una biblioteca, contrastaba la imagen de la maestra escoltada por efectivos policiales.
La docente acusada, para ese entonces, ya no estaba al frente de los alumnos. Hacía un mes que había sido apartada del aula.
Los primeros días de junio, estalló un escándalo en el que padres y madres irrumpieron en la escuela por supuestos “maltratos” contra sus hijos de 6 y 7 años.
En aquel momento, las autoridades educativas apartaron a la maestra para apaciguar las aguas hasta las cosas se calmaran un poco.
Lejos de esto, el llanto de un niño de 7 años terminó por hacer explotar todo.
EL INFIERNO TAN TEMIDO
La fiscal de Trelew, Silvia Pereira, actuó rápidamente para preservar toda la evidencia que servirá para determinar si la mujer apuntada es culpable o no. El resultado de las pericias es sugerente: hay fotos eliminadas.
La docente negó todo en la Justicia y dejó entrever que, si hubo abusos, provenían “de los hogares”. El abogado defensor aseguró que las fotos borradas del celular son de la familia.
Los profesores y maestras que conocen a la maestra dudan de la veracidad de las denuncias. Enseguida circularon versiones sobre “problemas personales” que la maestra supuestamente venía arrastrando con un grupo de padres.
El trasfondo, al parecer, encierra un entramado de celos, odios y miserias acumuladas con los padres, que terminó explotando de una manera que nadie esperaba.
Aquí, confluyen dos cuestiones que van por caminos distintos: supuestos “problemas personales” y el “infierno tan temido” por los padres que su hijos hubieran sido abusados, lo que es imperdonable.
La docente, con prisión domiciliaria, camina en una delgada línea entre el horror de que niños hubieran sido abusados por ella, y el escándalo de una eventual “falsa denuncia”, que podría costarle la carrera.
La directora y la vice de la escuela, también fueron salpicadas por esta denuncia: padres y madres las acusan de “no haber hecho nada” para evitarlo.
Nunca había sucedido un caso así en esta escuela: padres y madres les confiaron a sus hijos toda la vida. Ahora algo parece haberse resquebrajado.
“BLANCANIEVES” Y “FLORICIENTA”
El escándalo se destapó de la forma más inocente: un niño dice que no quiere que “Blancanieves” se vaya y “Flor” regrese al aula, porque la primera “es buena” y la segunda “es mala”.
La madre para la oreja, prende el grabador y le pregunta si es la maestra imputada la que hace esas “cosas malas”, pero el niño no especifica nada.
El testimonio del niño, que es aberrante, fue lo que hizo que padres y madres estallaran de furia contra las autoridades de la escuela.
Puestos en contexto esos dichos del menor hablan de una maestra suplente que deja el aula porque la remplaza la docente titular.
La docente acusada entró a la Escuela 201 el año pasado, como titular, pero luego tomó una licencia por embarazo.
Regresó al cargo en marzo de este año, cuando inició el ciclo lectivo, y siguió dando clases hasta junio cuando explotó el primer escándalo.
En aquel momento, las primeras denuncias de los alumnos fueron por violencia física y verbal –gritos, tirones de pelo y pellizcones pero no por abuso sexual.
Los padres referían a que la docente obligaba a sus hijos a “quedarse en el recreo haciendo la tarea” y los castigaba con “pellizcones” en los brazos.
Una madre vio que su hijo tenía “moretones” y empezó a sospechar que algo estaba pasando.
Las familias, después de eso, notaron que sus hijos empezaban a “retroceder”, se despertaban a la noche, tenían miedo y se hacían pis en la cama.
Nunca imaginaron que uno de los niños hablaría de “abuso sexual”.
Luego, sobrevinieron otros testimonios horrorosos de un niño y una niña que empujaron a los padres que denunciar.
EL AULA DEL FONDO
Entrando a la escuela, lo primero que se ve es un cuadro del exgobernador Atilio Viglione que lleva su nombre.
Para llegar al aula, hay que cruzar por el SUM donde a un costado se ve la dirección y más adelante un telón negro.
El aula es grande, tiene los bancos dispuestos en círculo, un baño con un inodoro adaptado para niños. Allí funcionaba antes el jardín de infantes.
Los padres sostienen que la maestra obligaba a alumnos a quedarse dentro del aula cuando los demás salían al recreo y ahí cometía abusos.
Todos se preguntan cómo nadie veía lo que estaba pasando: “¿Dónde estaban la directora, la vice, la secretaria, los porteros, las docentes?”, dicen.
Al día de hoy, la docente, que tiene un bebé de 11 meses, permanece con arresto domiciliario hasta que la fiscalía avance en la investigación.
En Trelew hay quienes dicen que la denuncia es una “farsa” motivada por enconos personales mientras que otros se espantan y prefieren que sea una pesadilla de la solo quieren despertar.