Julio Germán Koslowsky, naturalista de origen lituano, es uno de los protagonistas de la historia de la Patagonia Argentina que aun no fueron debidamente reconocidos. Fue uno de los tantos hombres de ciencia que trabajaron para el perito Francisco Moreno en el Museo de La Plata y que en 1896 fueron enviados a la Patagonia para explorar los territorios que aun permanecían desconocidos, además de estudiar su flora, fauna y topografía, con ojos de científico y delimitar el límite fronterizo con Chile. Entre sus méritos, se cuenta el haber explorado el departamento Río Senguer; ser uno de los dos primeros blancos en alcanzar el oeste del recóndito Lago La Plata; ubicar y trasladar al Museo de La Plata el primer meteorito hallado en la Patagonia; ser el primer colono del Valle Huemules y con su presencia haber conseguir el valle para Argentina. Entre 1896 y 1919 publicó numerosos artículos que avalan su labor científica. Koslowsky también fue un gran fotógrafo, y como tal tomó alguna de las mejores fotos que retratan a las tribus tehuelches del suroeste del Chubut. Su fin fue similar al de muchos próceres de Argentina, murió pobre y olvidado en su pequeña estancia de Lago Blanco.
Julio Germán Koslowsky nació el 15 de septiembre de 1866, en Steinholm, Letonia. Pertenecía a una familia noble y de acuerdo a su condición económica y social recibió una esmerada educación.
A la edad de 20 años partió hacia Buenos Aires.
Para ese entonces, su nivel intelectual era superior al de la época. Era un naturalista y sus conocimientos incluían las ciencias físicas y naturales, como geología, botánica y medicina. También dominaba el uso de 9 idiomas: Ruso, inglés, alemán, italiano, portugués, español, latín y otras lenguas muertas y vivas. Una vez en Buenos Aires utilizó esos conocimientos y se dedicó a la enseñanza.
Cuando el Francisco Moreno crea el Museo de La Plata, lo designan al cargo de naturalista viajero.
En el país, esa fue una época de intensa actividad, un período de grandes exploraciones en la región patagónica. Se dan los viajes de Moreno, Moyano, Lista, Carlos Ameghino, Fontana, entre otros. También es el momento de los diferendos limítrofes con Chile.
La cuestión de los límites con Chile empezaba a llamar la atención gubernamental. Francisco Moreno, director del Museo de La Plata, dedicaba toda su energía a ese asunto y había procurado un Estado mayor competente y abnegado de ingenieros, topógrafos y persona científico técnico. Koslowsky fue incorporado a la expedición como naturalista viajero, para explorar la zona comprendida entre el Genoa (actual localidades de Gobernador Costa y José de San Martín) y Lago Buenos Aires (actual noroeste del territorio de Santa Cruz).
Hacia la Patagonia
Con la intención de adelantar los preparativos de la expedición tierra adentro, Koslowsky viajó a Chubut un mes antes que el grueso de la comisión. Dos meses después, en enero de 1896, estaban en plena marcha hacia la cordillera siguiendo el curso del río Chubut. En Paso de Indios abandonaron el río y algunas leguas después la comisión se dividió para dirigirse cada una a su respectiva sección. Al ingeniero topógrafo Arneberg y a Koslowsky les tocó la sección más austral, la que comprendía Genoa, Lago Fontana La Plata, los ríos Senguer, Aisén, Mayo, Chalía y Guenguel, además del Lago Buenos Aires.
Valiéndose de los escasos recursos materiales y técnicos con los que contaban, Koslowsky, el ingeniero Arneberg, el capataz de peones Tom Davies sortearon a pie montañas y agrestes bosques vírgenes, hasta llegar al extremo oeste del lago La Plata, al pie de la cordillera de Los Andes. Fueron los primero hombres blancos en llegar allí.
La travesía comenzó el 26 de febrero, cuando llegaron al Lago Fontana. Al día siguiente trataron de navegarlos con un bote que llevaron desde el río Chubut, pero, como era muy pequeño, el agua agitada se los impidió. Allí mismo encontraron otro bote de mayor tamaño que había sido fabricado por los buscadores de oro.
El 10 de marzo se instalaron en el rancho abandonado de los mineros para reparar el bote, que se encontraba bastante deteriorado. El 16 se embarcaron y recién el 21 alcanzaron el río que uno los lagos Fontana y La Plata. El Plata los recibió con un fuerte oleaje y a duras penas lograron salvar el bote, que era empujado contra las rocas. El 23 recorrieron un corto trayecto por la margen sur, pero una tormenta de nieve, lluvia y viento huracanado los hizo abandonar el bote y debieron continuar a pie, bordeando la margen norte. El día 29 por la noche, luego de cruzar tres arroyos caudalosos, arribaron al extremo noroeste del lago. Allí encontraron un río correntoso de 10 metros de ancho por uno de profundidad. No pudieron seguir avanzando porque se quedaron sin víveres y por el mal tiempo. El 2 de abril, a la tarde, retornaron al campamento general y el 3 al puesto de Antonio Steinfeld, un ganadero asentado en el Río Senguer y exempleado del Museo de La Plata. Allí, cumpliendo con los que habían acordado previamente, esperaron a Moreno hasta el día 5 de abril.
Los resultados que obtuvieron satisficieron sobremanera a Moreno, ya que además de coincidir con sus observaciones, las complementaban. El logro era palpable y de gran relevancia para la cuestión de los límites. Todas las aguas y los afluentes dentro de la cordillera se dirigían al océano Atlántico, lado argentino.
Fragmento del libro “El viejo oeste de la Patagonia”, de Alejandro Aguado