Nave en la que parte el subteniente de marina Valentín Feilberg, el 6 de noviembre de 1873, desde puerto Santa Cruz, con cuatro hombres y un bote (chinchorro), rumbo a las nacientes de dicho río, a donde llegan luego de penosa marcha.
En mayo de 1874, ante los pretendidos derechos de posesión chilenos del sur patagónico, fondea esta goleta en Cañadón de los Misioneros (río Santa Cruz) instalando una capitanía. El historiador pro-chileno Armando Braun Menéndez dice: “Una clara mañana apareció en la barra el velamen de una goleta desaliñada de dos palos, pinta da con alquitrán, a popa distinguíase un nombre: ‘Chubut’. Desembarcaron su comandante Lawrence y los subtenientes Palacios y Feilberg de la marina de guerra argentina. La goleta venía armada de guerra”.
Luego de tres meses, fue necesario hacerse a la vela y fondea nuevamente en Santa Cruz, y Feilberg con dos marineros emprende la exploración de la zona entre el río homónimo y el Gallegos, y durante diez días invernales atraviesa el Coyle, avista el Gallegos, y la inclemencia del tiempo les obliga a regresar rumbo a Patagones.
A principios de octubre, vuelve la goleta Chubut desde Patagones para proseguir su interrumpida estación en el Cañadón de los Misioneros, y continúa relatando Braun Menéndez: “Pronto apareció en la barra del río Santa Cruz otro buque de la escuadra chilena: la corbeta Chacabuco armada en guerra y provista de tropas de desembarco.
Antes de que fondeara la corbeta rival, la goleta Chubut levantó anclas y remontó el curso del río hacia el reparo de la isla Pavón. Pero no fue el temor que la impulsó. No podía caber el miedo en esos pechos de valientes. Otro sentimiento embargó a esas almas de marinos: el pudor. Así lo declaró su comandante: no quería que los chilenos conocieran la miseria de la goleta y su tripulación desprovista de víveres y de uniformes y sin oficiales a bordo”.
Diferencias a tener en cuenta en el párrafo anterior: La isla Pavón estaba protegida por dos cañones colocados allí por el patriota Luis Piedra Buena que enfocaban hacia el río; y ante un enfrentamiento bélico no cuentan el pudor, los víveres y menos aún los uniformes.