
Como si se tratara de contar los muertos en una cruenta batalla, Mario Díaz informa, el 15 de septiembre de 1991, que hasta ese momento el yacimiento local ha perdido aproximadamente 1.270 agentes y cuenta, aún, con algo más de 1.700, además de 400 operarios fuera de convenio. Sin embargo, la lista es más amplia, porque el gremialista sólo maneja cifras de la gente afiliada al SUPE. En abril de 1992, el mismo dirigente reconoce que el gremio contaba, en enero de 1991, con 3.200 afiliados, que se han reducido a 760 en ese momento. Calcula entonces que el total de empleados de Y.P.F. se ha reducido de 4.000 a 1.200 operarios. En septiembre de 1992, en toda la cuenca (incluye Chubut y Santa Cruz) quedan 2.400 empleados, anunciándose que se irán aún 1.700. “La sangría” no se detiene. Cuando la reestructuración termine, más de 5.200 personas se habrán retirado de la ex petrolera estatal
No en vano, Comodoro reemplaza su vieja bandera de “capital nacional del petróleo” por “ca-pital nacional de la desocupación”, ya que, en 1992, alcanza el índice del 13 por ciento, superando a la media nacional de ese momento, trepando al 14,8 en mayo de 1993.
Antes de llegar al decisivo mes de septiembre de 1992, fracasarán nuevas convocatorias a marchar contra la desocupación. El SUPE no logra convocar a la comunidad, tampoco lo consigue el sindicato de los petroleros privados, si bien, en junio de 1992, logra una manifestación con alguna importancia: unas 800 personas marchan en una jornada de lluvia y frío intenso. Este sector también está afectado por una lluvia de despidos, a raíz de la menor actividad de las compañías privada, como consecuencia de la brusca detención de los planes de perforación de Y.P.F. Sin embargo, todo es insuficiente y a quienes participan de las marchas, el regreso a casa les deja el sabor de la frustración, por una batalla perdida desde hace tiempo.
El 24 de septiembre, el Congreso de la Nación se apresta a tratar la ley de Federalización de
Hidrocarburos, que no es otra cosa que la privatización definitiva de Y.P.F. Los análisis del momento hacen referencia al modo en que se aprobó la privatización de Gas del Estado, con la participación de un diputado trucho que permitió el quórum necesario para iniciar la sesión. Diputados del justicialismo reconocen que ha habido ofertas de coimas, “5 millones por sentarse y 3 millones por aprobar la privatización”, pero el proceso sigue su marcha.
En Chubut, el gobernador Carlos Maestro apoya decididamente la privatización, en sintonía con los diputados nacionales del justicialismo, que en ese momento son José Corchuelo Blasco y Alberto Parada, mientras que los radicales Cristina Novelli y Pedro Peralta se suman a la negativa de su bloque para tratar el tema. El apoyo de Maestro tiene un motivo simple: Menem ha prometido a los gobernadores petroleros, el pago de la deuda histórica por regalías mal liquidadas, que para Chubut significará el ingreso de 430 millones de dólares.
Un día antes de que se trate el proyecto de ley, una triste manifestación de sólo 50 personas en Km.3, será el reflejo de la indiferencia ante la profunda transformación que se está operando. Tras 30 horas de debate, el 24 de septiembre ha quedado aprobada la privatización de lo que fuera Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
Días después, se inicia en Comodoro Rivadavia un movimiento ciudadano tratando de “despertar a la comunidad, que hasta ahora ha sido un espectador frente a los cambios que se están produciendo”, según dicen los convocantes, pero tampoco se conseguirá un eco mayoritario.
Fragmento del libro “Crónicas del centenario”