miércoles, 12 de marzo de 2025

Ante la profunda crisis en la producción ovina que atraviesa la meseta chubutense, el jefe comunal de Telsen, Pablo Castro, propuso generar nuevas alternativas de producción, como el olivo y los viñeros, que pueden dar un nuevo impulso económico a la región, revitalizando la mano de obra y generando muchos puestos de trabajo genuino.

“Hay que generar algunas alternativas distintas. El olivo es una alternativa seria, que se puede trabajar en la meseta, al igual que la vitivinicultura, que en algunos sectores ya se está haciendo”, resaltó Castro, y agregó: “y después, con lo que respeta a la oveja, yo no veo una salida muy pronta que sea de crianza oveja extensiva, de tener 6.000, 7.000, 8.000 cabezas de ovino como tenían antes, pero sí se puede tener una cantidad reducida entre más productores”.

Castro propone buscar nuevas alternativas para mantener la actividad económica en la meseta. Entre las opciones mencionadas se encuentran:

  • Diversificación hacia la producción bovina: Aunque los campos de la meseta no son ideales para la cría extensiva de vacas, algunos productores han optado por incorporar ganado vacuno en pequeña escala para no abandonar por completo la actividad.
  • Agricultura adaptada a la región: Castro sugiere explorar cultivos alternativos como el olivo y la vid, que han demostrado potencial en zonas áridas y podrían generar una nueva fuente de ingresos para los productores.
  • Producción ovina en menor escala: En lugar de grandes majadas, se plantea un modelo de menor escala con una mayor cantidad de productores, promoviendo que cada uno pueda mantener 150 ovejas. Sin embargo, este esquema necesita respaldo financiero y técnico para ser viable.

Factores del declive

En las últimas dos décadas, la cantidad de cabezas de ganado ha disminuido drásticamente de 180.000 a menos de 5.000, lo que ha llevado al éxodo de productores y al abandono de los campos. La crisis del sector responde a múltiples causas. La prolongada sequía ha reducido la disponibilidad de pasturas, dificultando la alimentación del ganado. A esto se suma la crisis económica, que ha afectado severamente la rentabilidad del sector, y el aumento de depredadores naturales como el puma y el jabalí, que han proliferado ante la falta de presencia humana en los campos.

Para Castro, es clave la intervención del Estado mediante un esquema de cooperación público-privada. “El productor solo no va a poder. Si el Estado no invierte, la producción no va a progresar”, sostuvo. Entre las medidas sugeridas, destaca:

  • Subsidios a la mano de obra: Apoyo estatal para aliviar el costo de los peones rurales y garantizar el trabajo en los campos.
  • Creación de un banco ovino: Un sistema que permita a los productores aumentar progresivamente su cantidad de ovejas sin comprometer su rentabilidad.
  • Inversión en infraestructura y tecnología: Mejoras en caminos, acceso al agua y asistencia técnica para optimizar la producción.
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