Claudio Jaramillo tiene su pizzería en Esquel, donde exhibe los títulos nacionales e internacionales en los que se ha destacado. Conocé la historia del joven de 32 años
Claudio Jaramillo tiene 32 años. Es nacido y criado en la pequeña comuna de Cerro Centinela, a unos 90 kilómetros de Esquel.
A los 15 años, arribó a la localidad cordillerana para cursar sus estudios en la Escuela 701 Politécnica, época en la que aprendió a vivir solo y a cubrirse sus gastos de manera independiente. Pero para ello, tuvo que forjarse desde abajo, golpeando puertas, para poder convertirse en lo que es hoy; un referente de la cocina argentina.
“Siendo adolescente me vine a Esquel, donde cursé doble turno en la Escuela Politécnica. Mi abuela se encargaba de ayudarme con el alquiler y la comida; por ello salí a buscar a trabajo, para poder colaborar yo con ella”, relata Jaramillo a La Voz de Chubut.
De a poco, se fue metiendo en el mundo de las cocinas: “Me inicié de bachero en un lugar que se llamaba ‘El Mago de la Pizza’ y luego como ayudante de cocina en algunas pizzerías”.
Con esfuerzo y dedicación, fue escalando en el sector gastronómico, logró formar una familia y, por las cuestiones que tiene la vida, debió viajar a Buenos Aires para atender una enfermedad de su hijo. Allí, no tuvo otra alternativa que buscar trabajo para ir cubriendo gastos: “Me tuve que mantener trabajando; me tomaron de un restaurante en Pilar y desde ese entonces me fui metiendo de lleno en la parte de panes y pizzas”.
“Cuando volví a Esquel; trabajé en Don Chiquino, donde “el pelado” Fredes me inspiró a tratar de mejorar cada día; esa era la identidad de la cocina; superarse en cada plato”
En el año 2017, Claudio Jaramillo debió instalarse en Bariloche para continuar con el tratamiento de la enfermedad de su hijo. Allí, conoció a Federico Domínguez Fontán, Chef ejecutivo del Hotel Llao Llao, quien lo llevó a trabajar con él durante cuatro años.
“Hasta el día de hoy, Federico es un mentor para mí; me hizo conocer el mundo de la pizza, me inició de manera profesional. Ahora tuve la posibilidad de compartir con él una competición en Italia. Tenemos proyectos en conjunto para la Patagonia sur; vamos juntos, el me respalda y yo lo ayudo en lo que puedo”
Claudio Jaramillo integró el equipo argentino de maestros pizzeros que representó al país en el Campeonato Mundial de la Pizza, en Parma, Italia. Con una destacada actuación en el 32° Campeonato Mundial de la Pizza, Argentina logró subir al podio nuevamente y reafirmó así, su lugar entre los grandes maestros pizzeros del mundo.
La competencia, considerada el evento gastronómico más prestigioso del sector, se celebró del 8 al 10 de abril en el Salón Palaverdi de la ciudad italiana de Parma, con una convocatoria récord de 735 participantes y 1035 presentaciones de 48 países.
“Fue la primera vez que viajé a Italia. Estuve con la elite mundial, con todos a los que sigo en las redes sociales. Es increíble verlos a la par tuyo, en el horno de al lado; fue un gran aprendizaje”
Jaramillo ya se acostumbró a los logros de renombre; ya que, en 2022, se presentó en el Campeonato Argentino de la Pizza y Empanada, logrando imponerse en las categorías Pizza a la Piedra y Empanada de Carne.
Según detalla, esa experiencia lo impulsó a seguir creciendo: “En 2023, me presenté en el Campeonato Sudamericano, donde me consagré campeón de Pizza Gourmet”.
Al año siguiente, se realizó por primera vez el Mundial de la Pizza y la Empanada en Argentina. Allí se presentó Jaramillo y logró consagrarse como “Campeón Mundial de la Empanada”.
De manera paralela a estos últimos logros, pudo cumplir su sueño de abrir “Baruch”, su local de pizzas y empanadas que actualmente funciona en Avenida Alvear 1780, en Esquel.
“Somos la única pizzería de la Patagonia con tantos galardones; siempre trato de capacitarme. De hecho, ahora viajo a Buenos Aires para hacer un nuevo curso y seguir aprendiendo”
Claudio Jaramillo, planea remodelar y modernizar su local, incorporando hornos de primer nivel y nuevas tecnologías con el fin de seguir brindando un excelente servicio a los vecinos y turistas. “Uno cree que es pizzero pero todos los días se sigue aprendiendo”, destaca, resaltando el sueño de poder expandirse por la Patagonia y compartir sus conocimientos para poder incentivar a los jóvenes a que se animen a tomar impulso y abrir su propio local.
Por último, agradeció el apoyo constante de su familia, que lo acompaña en cada experiencia y es pilar fundamental en su vida.