
El logro agrícola alcanzado renovó las esperanzas de que el establecimiento podía prosperar, dando marco a la presentación de nuestros proyectos productivos. A fines de marzo de 1868 Lewis Jones solicitó al Gobierno argentino, en nombre de David Williams Oneida la concesión de una “suerte de estancia” en un predio contiguo a las chacras ocupadas hasta el momento, es decir desde la desembocadura del río hasta la chacra N° 72, con un fondo de 9.000 varas. El propósito del pedido, amparado en una ley de 1855, era el de establecer una lechería con el objeto de fabricar queso y manteca.
Si bien las relaciones con los indígenas vecinos habían resultado pacíficas hasta el momento, los colonos seguramente previeron que un establecimiento dedicado a la cría de ganado mayor podría hacer cambiar la actitud de aquellos, o atraer la presencia de tribus del norte, como las que frecuentaban el río Negro, donde realizaban incursiones depredatorias en los establecimientos cercanos a Carmen de Patagones. Por lo que no sería casual que el mismo día en el que Lewis Jones solicitara la concesión de tierras (31 de marzo), también pidiese al ministro Rawson armas y municiones para equipar a un cuerpo de guardias nacionales, compuesto por 37 colonos voluntarios, para defenderse de los ataques de los “indios salvajes”. El pedido fue respondido favorablemente por Mitre, quien le ordenó al ministro de Guerra y Marina que le entregase al agente de la Colonia 37 fusiles con sus correspondientes municiones.
Hacia fines de abril y durante el mes de mayo visitaron la colonia la tribu de Chiquichan y la del finado Francisco con el objetivo de retirar las raciones que les había enviado el Gobierno. Waisho -el intérprete de Chiquichan- y otros dos indígenas habían precedido la llegada de las tribus y traído cuatro de los caballos hurtados a fines del año anterior por Kilchum, Yeluk y Wishel. También arribó otra partida pequeña trayendo carne de guanaco, la que fue ávidamente comprada por los colonos. Estos embajadores de buena voluntad anunciaron que el resto de las tribus llegaría en unos días. Dos o tres días después arribó a la Colonia la viuda del cacique Francisco llorando y dando fuertes gritos”, siendo su propósito “tomar las raciones de Francisco, reunirlas y quemarlas”. Según el cronista de Y Brut “los pampas de la tribu de Chwan Tsicitsan [Juan Chiquichan] arribaron cuando los hombres de la Colonia, excepto tres o cuatro, se encontraban en Puerto Madryn”. Esta situación generó una gran ansiedad entre los colonos, la que halló su alivio al regresar los que se habían ido. Estos traían las armas y el equipo militar que había gestionado Lewis Jones en Buenos Aires. Además de los caballos devueltos, los galeses les reclamaron a los indígenas por los faltantes, generándose una prolongada negociación, la que culminó con la entrega por parte de los indígenas de algunas monturas y otros objetos, que los colonos a su vez trocarían por animales en Patagones. Saldadas las cuentas, se procedió al reparto de las raciones que había enviado el Gobierno, permaneciendo los indígenas en la Colonia alrededor de cinco semanas, durante las cuales tuvo lugar un animado intercambio comercial, de resultas del cual los colonos obtuvieron 800 libras de plumas de avestruz y dos docenas de quillangos, a cambio de bebidas espirituosas y otros productos.
Si bien se vislumbraba una mejora en su economía luego del éxito agrícola, la cosecha obtenida aún era muy pequeña como para permitirles superar por sí solos la coyuntura. Por ello, a fines de agosto de 1868 Lewis Jones le recordó al Superior Gobierno la necesidad de que las raciones para el último trimestre del año llegasen al Chubut a más tardar durante el transcurso de septiembre. Además, le comunicó al Poder Ejecutivo la pérdida de la Denby, la goleta de la Colonia, por lo que los colonos se habían quedado sin medio de comunicación para remitir y recibir productos desde Patagones. Para suplir esta falta Jones alquiló la goleta Nueva Gerónima, de 50 toneladas, la que pasó a desempeñarse al servicio de la Colonia con el nombre de Chubut y que poco tiempo después sería adquirida con el auxilio del Gobierno.
Fragmento del libro “Chupat-Camwy, Patagonia”, de Marcelo Gavirati