martes, 29 de julio de 2025
Valle del Chubut a mediados de la década de 1880, con la ubicación de capillas y almacenes. Sobre la base de un mapa de Fernando Williams (2011)

Durante 1868, el río subió su caudal lo suficiente como para que todos los chacareros pudieran abrir sus zanjas y regar sus cultivos adecuadamente, lo que les permitió obtener en enero de 1869 una cosecha buena y temprana. Pero en febrero el rio se salió de cauce y anegó el valle. Los granos, que en parte ya habían sido segados, sufrieron mucho y se perdieron entre cuarenta y sesenta terneras. A pesar de ello, la cosecha obtenida le permitió a Lewis Jones presentarse con optimismo ante el ministro del Interior de Sarmiento -el que había asumido la presidencia en octubre de 1868- subrayando con entusiasmo el éxito alcanzado:

“… estoy orgulloso en declarar a V.E. que hoy la colonización del territorio del Chubut es un hecho consumado; pues está fuera de toda duda sus cualidades para la agricultura, como lo prueba el hecho de una buena cosecha de trigo recogido en enero último.

Este hecho importante ha dado una permanencia firme al establecimiento. Los colonos le miran ahora como su patria, y en consecuencia están construyendo en sus chacras casas de material sólido, ladrillos, y preparando sus terrenos para la estación venidera”.

El agente también adjuntó un informe para las nuevas autoridades nacionales en el que se detallaban los esfuerzos y obstáculos que había tenido que vencer la Colonia, el estado en que se encontraba por ese entonces, sus necesidades y perspectivas. En él se señalaba que, a pesar de que los informes recibidos en Gales resultaron en principio desalentadores, igualmente habían seguido arribando inmigrantes galenses, incluso provenientes de los Estados Unidos. Entre los logros mencionaba que la “primera consignación de manteca y quesos procedente de la colonia está hoy en el mercado de esta plaza -Buenos Aires- y sus excelentes cualidades han merecido la aprobación de todos”.

Después de entusiasmar a las autoridades con estas novedades, Jones pasó revista a los principales problemas subsistentes. Si bien habían arribado algunos colonos, se hacía necesario aumentar la población, por lo que le solicitaba al Gobierno que otorgase $ 1.500 para establecer una agencia en Gales con el objetivo de incentivar la corriente migratoria. También reclamó la entrega de los títulos de propiedad de las tierras que los galeses habían poblado en virtud de la “ley de tierras públicas de octubre de 1862”, ya que su concesión les brindaría mayor seguridad jurídica a los residentes, a la vez que alentaría la llegada de nuevos inmigrantes.

La escasez de ganado resultaba acuciante, ya que provocaba la falta de carne para alimentarse. Si bien los colonos habían logrado mantener el stock de vacunos a costa de privarse de su consumo, carecían completamente de ovinos, por lo que el agente también solicitó el envío de ovejas.

Otro de los inconvenientes que afrontaban era la escasez de herramientas y de animales para el trabajo agrícola. Si bien la producción se estaba encaminando y se había recogido una cantidad de trigo suficiente como para el consumo y poder sembrar una extensión considerable de tierra durante la próxima temporada, la Colonia no disponía de excedentes para exportar, por lo cual carecían de los medios para comprar los artículos que antes adquirían con el subsidio provisto por el Gobierno. Entre dichos suministros se destacaba claramente la harina, producto que absorbía un poco más de la mitad del subsidio mensual de $400, por lo cual Jones también solicitó un subsidio de $250 por el término de un año para poder mantener la situación anterior. El presidente Sarmiento aceptó la extensión del pedido, pero sólo hasta finalizar el año de 1869, o sea que limitó el beneficio a nueve meses.

La situación de las comunicaciones también era preocupante. Durante su tercer viaje al servicio de la colonia, la goleta Chubut había quedado varada sobre la barra de la boca del río homónimo, recibiendo serias averías, por lo cual se terminaría vendiendo con la autorización de Sarmiento. Si bien Jones informó al Gobierno que en Gales se había formada una compañía de navegación vinculada con la Colonia, con el propósito de despachar un buque adaptable para la navegación de las costas patagónicas, este proyecto no se llegó a concretar, por lo cual la falta de un medio permanente de comunicación seguiría perjudicando seriamente a los colonos.

En la misma carta de marzo de 1869, Lewis Jones valoraba la importancia que revestía el comercio con los indígenas patagónicos, sobre todo en momentos en que las cosas no resultaban tan bien en la faz económica:

“Respecto de los indios no tenemos que quejarnos. La diferencia de conducta observada por ellos en nuestra colonia a la que observan en la vecindad del Partido de Patagones es algo extraordinario. Ellos nos visitan frecuentemente para negociar y han sido más de una vez los medios de auxilio para los colonos cuando los trabajos de estos no eran productivos. Esta buena inteligencia que reina entre los colonos y los indios puede atribuirse a la conciliatoria, pero firme, disposición de los pobladores, como también por los regalos que se les ha entregado por orden del Superior Gobierno el año pasado [1868], que causó verdaderamente un efecto admirable entre ellos”. (AGN, EMI 1869-2, Exp. 3-A)

Dado “los buenos efectos de los regalos de ropa y provisiones hechos a los indios”, los colonos consideraban conveniente que las concesiones a sus vecinos fueran renovadas anualmente, ya que las consideraban como una seguridad adicional. Como se observa, la Colonia dependía doblemente del Gobierno: de manera directa a través de los subsidios y ayudas económicos que éste les suministraba, y de forma indirecta por medio de las raciones otorgadas a pampas y tehuelches para asegurar que se mantuviesen en buenos términos.

 

Fragmento del libro “Chupat-Camwy, Patagonia”, de Marcelo Gavirati

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